Nazábal: “El productor que pierda 30% de lo que invirtió, hace negocio”
“Para bien no hay nada, todo para mal. Te puedo hablar de la muerte de toda la soja de segunda, también de lo poco que está pesando el maíz”, sintetiza con crudeza el ingeniero agrónomo Nicolás Nazábal, que asesora y produce en el sur de Santa Fe, más algo en Entre Ríos y Córdoba.
El testimonio contundente del profesional surge luego de una recorrida por campos de la zona de Venado Tuerto, sur de la provincia de Santa Fe, tras la lluvia de los primeros días de marzo. Santa Fe es una de las provincias que más se perjudicó con las sucesivas sequías que impuso La Niña y ni las últimas precipitaciones produjeron cambios.
-Comenzaste compartiendo un panorama desolador para los cultivos ¿Podés hacer una descripción?
–En cuanto a la lluvia, tengo datos de Venado Tuerto desde el 16 de marzo del año pasado hasta éste: cayeron 432 milímetros. Es la mitad del promedio anual. Ya te podés imaginar…desde que sembré la soja, el 20 de octubre, hasta el 17 de marzo, llovieron 251 milímetros y lo mínimo que se necesita son 600 milímetros para ‘hacer’ una soja. Además veníamos de un año que había llovido muy poco y las napas muy bajas. Ya no están a un metro y medio, ahora las encontrás a tres metros o no hay nada. Para las raíces es un drama.
-¿Toda la campaña fue igual? ¿Se puede comentar cronológicamente?
–En la zona de Venado Tuerto el maíz se empieza a sembrar el 10 de septiembre, puede haber algunos más adelantados, pero no, porque la fecha óptima es desde el 10 de septiembre hasta el 20 de octubre. Y en ese período no se pudo sembrar ni el 5% de la superficie destinada. Obviamente por falta de humedad. Llovió a finales de octubre y se empezó a sembrar. En los años Niña no llueve parejo, un campo puede ligar 40 milímetros, otro 60, y otro nada. Los que pudieron sembrar lo hicieron en la segunda quincena de octubre, hasta el 4 o 5 de noviembre ¡eso es una locura! Una fecha malísima porque la floración cae en pleno enero.
-¿Y cómo resultó?
-Esos maíces hoy están rindiendo entre 5 y 8 mil kilos por hectárea. Y se necesitan como mínimo 9 mil kilos para salir “hecho”; o sea que se está perdiendo plata. Así es con el maíz de primera. Los que están sembrados más temprano, en los primeros días de septiembre, están rindiendo entre 3 y 4 mil kilos; y en las zonas bajas (que eran lagunas antes de la sequía) están rindiendo casi 8 mil kilos. Ese es el panorama con el maíz de primera.
-Algunos lotes que estaban un poco más al norte estuvieron picando para forraje…
–Nosotros a los maíces que habíamos destinado para picar los picamos sin grano, en verde, porque dieron espiga. En la semana récord de febrero con temperaturas altas y bajas, que tuvimos 40 y pico de grados y después cayó la helada, en esa semana de más de 40 grados el maíz de primera se cocinó, literal.
-¿Y con la soja?
–Hubo una ventana de tiempo en la que llovió algo y sembramos soja a fines de octubre, principios de noviembre. Se pudo sembrar bastante soja de primera, que serían las que mejor ‘estarían’. Porque las primeras sojas que se cosecharon ahora (las 33-12 de ciclo corto y agresivo) están rindiendo 1500 kilos por hectárea, en campos donde normalmente rinden 5000 kilos. A mediados de febrero hice un informe para un banco y estimé que íbamos a estar por debajo de la media, pensando en unos 3 ó 4 mil kilos, pero en la última semana de febrero y las dos primeras de marzo la temperatura nunca estuvo debajo de los 35 grados y la soja se cocinó. No se terminó de llenar el grano, el peso de mil es muy bajo, está muy desparejo: con grano verde, grano seco. No sólo rinde poco, sino que hay un alto gasto de comercialización.
Las sojas que son grupo 4-6, que todavía les falta un rato, no sabemos qué va a pasar, por ahí pueden llegar a estar bien, pero no hay certeza. El agua, la lluvia, llegó tarde, pero es necesaria para llenar el grano.
La soja de primera es un ‘ni’, no sabemos qué va a rendir, más allá de que los primeros lotes cosechados fueron muy por debajo del promedio. Y respecto de la soja de segunda me arriesgo a decir que más de la mitad de los lotes no van a rendir nada, y los otros podrán llegar a rendir unos mil kilos por hectárea.
Una campaña para olvidar
Para Nicolás Nazábal “es un año en el que el productor que pierda 30% de lo que invirtió va a ser negocio. Hay casos en los que pagan 20 quintales de alquiler y en esta campaña obtuvieron cero de trigo y cero de soja de segunda ¿cómo la dibujas? Porque no es solamente el alquiler, hay que agregar todos los insumos, fertilizantes, urea y demás”.
En una misma línea comentó: “Los trigos no rindieron nada, fue un desastre. Los mejores lotes de la zona anduvieron por los 2500 kilos, y el promedio no ha llegado a los 800 kilos”.
“El panorama es desalentador, nada positivo. Hay algunas zonas del sur de Córdoba, cercanas, como Canals, Alejo Ledesma, que están un poco mejor, como en el resto del país la zona sur de Buenos Aires y Chaco y Santiago del Estero, pero el resto del país está muy mal”, aseguró.
¿Y la fina?
“Para la campaña fina, cultivos de invierno, si no llueven 300 milímetros hasta el 20 de mayo no se siembra nada. Va a haber algún arriesgado que siembre con 200 milímetros, pero en general el consenso es que si no llueve no van a sembrar, porque sería tirar la plata”, evaluó con ojo profesional.
“Hay productores que, si llueven 150 milímetros a fin de abril, siembran, pero si realmente se quiere hacer las cosas bien tienen que caer unos 300 milímetros para tener algo de agua”.
“Y una cosa más: no hay semilla. Está complicado el tema, no es fácil”, completó el ingeniero agrónomo Nicolás Nazábal.
Por Alejandro Guerrero
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