Generación tras generación: cosecha con su abuelo de 96 años
Mateo Giosa, es contratista y productor en Canals, provincia de Córdoba. Con 23 años ofrece los servicios de cosecha, siembra, pulverización y desmalezado mecánico junto a su abuelo.
Nació en Canals, provincia de Córdoba, y desde que terminó la escuela se dedica de lleno a trabajar el campo con su abuelo de 96 años y su padre. “Al terminar la escuela fui a Córdoba a estudiar mecatrónica, pero a los pocos meses volví, porque veía que mi papá trabajaba en el campo, y eso era lo que realmente me gustaba. Por eso, desde los 18 estoy en esta actividad, y no me equivoqué en lo más mínimo”, dice Mateo Giosa que, con 23 años, es el menor de la familia. Tiene tres hermanas mayores, que viven en Córdoba.
En su familia son contratistas y productores, y trabajan en zona de Canals, Córdoba, sobre la Ruta Nacional 8, a 93 km de Venado Tuerto y 160 km de Río Cuarto. “Hacemos cosecha de granos, pulverizamos, trabajamos con rastra de discos. Es decir, hacemos de todo un poco. Mi abuelo Oscar, con sus 96 años, se sube solo a la cosechadora y si intentás ayudarlo, se enoja”, afirma Mateo.
El abuelo llegó desde Uruguay siendo muy chico, con sus padres, y se establecieron en un pueblo cerca de San Severo, en la colonia a 24 km de Canals, en los años 40. “Comenzó trabajando en el campo con los hermanos, con maquinaria. Luego se separó de los hermanos y siguió solo con mi abuela Amalia. Ella cosía para afuera y él se dedicaba a todo lo que era rastra de discos y siembra”, explica.
Para continuar con la historia familiar, Mateo dice “Cuando mi papá Gerardo comenzó a trabajar fue en una cerealera de Canals, después arrancó con una arrolladora y más tarde agregó una rastra de discos. Empezó haciendo rollos y a eso le sumó una picadora de arrastre y una sembradora. Al tiempo compró un tractor y así fue creciendo. También hacían algo de engorde de hacienda, compraban animales y los vendían”.
De manera progresiva y constante crecieron generando la infraestructura para hacer los cultivos que se dan bien en la zona, como soja, maíz, trigo y centeno, aunque este año no hacen siembra fina por cuestiones del clima. “Este año con la seca resultó realmente malo con lotes que rindieron de 2 qq/ha. Otros, muy puntuales y excepcionales, dieron 30 qq/ha. En realidad, es habitual que la soja rinda 35 a 40 qq/ha y el maíz 100 a 110 qq/ha”, agrega.
Entre lotes alquilados y propios producen en unas 1.400 ha año y con los trabajos que hacen como contratistas llegan a un total de 2.300 hectáreas. “A mi papá siempre le gustó estar a la vanguardia de la tecnología, brindar un buen servicio y tener todo al día. Buenas balanzas, buena maquinaria bien calibrada para que no queden lotes mal trabajados, ni haya pérdidas de cosecha por la cola. Que no queden granos en el lote”, afirma Mateo.
“Por eso en cosecha tenemos una máquina con cabezal tipo Draper de 42 pies o sea 12,30 m de ancho de corte. Para siembra de gruesa contamos con corte por cuerpo y prestamos atención a la colita que mide materia orgánica y humedad en el surco. Disponemos de una sembradora tipo air drill de última generación con 24 cuerpos a 52,5 cm para maíz y 30 a 42 cm para soja y ese cambio de distancia entre hilera lo hacemos dos veces al año”, detalla.
“Mi padre se dedica de lleno a la pulverizada con un equipo doble tracción, con barral de 32 m y 7 cortes, con estabilizador electrónico. Si se la programa para que trabaje a 1 m del suelo y agarra un bordo, se levanta sola. O sea, copia fielmente el terreno y es lo más moderno que ofrece el mercado”.
“En lo que hace a laboreo de suelo y desmalezado mecánico, tenemos una rastra de discos rápida que trabaja a 15 km/h y a 15 cm de profundidad que también se puede pasar a poca profundidad para hacer una desmalezada con un tratamiento mecánico de las malezas”, dice Mateo Giosa.
Por Juan Raggio
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