Lo que pasa en el campo

02/08

A pesar de la lluvia, sigue habiendo más dudas que certezas en la campaña agrícola

Baja la superficie de trigo, mientras que la soja y el maíz pugnan por la preferencia, según especialistas.

El mes de junio pasó prácticamente sin lluvias o, al menos, bastante lejos de los pronósticos y, más distante aún, de los deseos y necesidades de los productores agrícolas. Recién para los primeros días de julio comenzaron a llegar las precipitaciones y, de nuevo, se movieron ‘los mentideros’ de los chacareros, acostumbrados a que julio y agosto son meses secos. O eran. 

Particularmente para el sur de la provincia de Santa Fe el agua que cayó fue de utilidad, pero hasta ahí nomás. “Hemos hecho análisis de suelo y hay agua hasta los 60 ó 70 centímetros; más abajo todavía está seco”, dijo el técnico Fernando Roca en los primeros días del séptimo mes. 

Según la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), “en Santa Fe hay unas 10.000 hectáreas menos de la superficie que se estimaba en junio”.

No es bueno competir por el agua

El ingeniero agrónomo Alfredo Fenoglio insistió en el tema: “No se han recompuesto los perfiles en toda su profundidad como para asegurarnos una muy buena producción de trigo. Obviamente que a veces por cuestiones financieras, teniendo humedad en superficie y especulando que el Niño nos dé algunas precipitaciones importantes, a partir de septiembre, que no es lo pronosticado, pero puede ser una posibilidad, nos dé la posibilidad de lograr algunos trigos. Pero estamos al filo, dijo.

– ¿Se sigue en la apuesta?

“¡Claro, seguimos apostando!”, enfatizó. “Eso, en definitiva, agronómicamente es un daño. Porque estás sacando la poca agua que tenés y después demora mucho más la regulación. Sí, nos da inseguridad, primero, de que tengamos una producción en trigo realmente buena. Si se producen las precipitaciones normales de agosto y se superan las históricas en septiembre, podemos tener trigos buenos. Pero es una apuesta, realmente, y no es una certeza, como lo es cuando tenemos los perfiles bien cargados en esta época”, completó.

En la misma línea dijo entender a “los productores que necesitan recomponer sus finanzas y capturar algo de dinero en diciembre y arriesgan pensando en eso, en tener un buen año. Pero desde el punto de vista estrictamente técnico, estamos asumiendo riesgos que no quisiéramos correr, avisó Fenoglio.

Cuestión de planificación 

Fenoglio aseguró que “los perfiles en gran parte de los campos de la zona núcleo no están para trigo, y creo que el productor inteligente se va a enfocar en la siembra de maíz y en la de soja, agregando “es de esperar que tengamos una muy buena producción”.

“Las lluvias serían importantes a partir de octubre”, estima el profesional, para sugerir que “una de las estrategias muy importantes que debería utilizar el productor en la zona núcleo, es hacer un porcentaje de maíz tardío, como un seguro, porque se supone que el periodo crítico del cultivo, que es alrededor de floración, tendría mejores precipitaciones que un maíz temprano, entonces con el objetivo de diversificar el riesgo, aunque pueda tener un rinde potencial un poquito inferior al de un maíz tardío, en esta campaña en particular quizás tenga un rendimiento incluso igual o mejor y además diversificaría el riesgo”

– ¿Y la soja?

“Y lo mismo ocurriría para la soja. Una soja sembrada un poquitito más tarde que lo habitual, también tendría la posibilidad de poner el período crítico no en los primeros días de enero, sino más hacia fines de enero, momento en el que habría mejores lluvias y esto le permitiría también, en este cultivo, diversificar riesgo”, respondió Fenoglio.

“Posiblemente una soja sembrada un poco más tarde cuente con mejor agua en el periodo crítico. Sería estratégico para lograr un mejor nivel de rendimiento en general”, amplió.

Optimismo para el maíz

Visto lo sucedido en la última campaña, con rendimientos muy disparejos en los lotes de maíz, Fenoglio consideró que el maíz es fundamental para la Argentina, más allá de que la Niña nos ha hecho perder muchas toneladas en la producción de la campaña pasada, porque toda la zona núcleo se vio muy afectada en su rendimiento como consecuencia de tres campañas de sequía”, repasó.

Los problemas agronómicos, las pérdidas por la caída de la producción y las heladas que condicionaron el llenado de grano, fueron puestos sobre la mesa. Destacando la sequía, que provocó translocación en las plantas por no encontrar agua para su nutrición, con el consecuente debilitamiento de las cañas, los tallos y, sobre el final, los problemas de quebrado por lo que parte de lo producido quedó en el campo. 

“Son todos factores técnicos propios de cuando hay una sequía como la que pasamos y que conspiran contra el rendimiento. Afortunadamente, para este año, se espera que a partir de octubre tengamos muy buena precipitación. Los perfiles en gran parte de los campos de la zona núcleo no están para trigo. El productor se va a enfocar en la siembra de maíz y soja, pronosticó. 

Recomendación

“Ante esta incertidumbre lo recomendable sería disminuir la superficie de trigo. Hacerlo únicamente en aquellos campos que por alguna situación particular recibieron un poco más de lluvia, y tienen el perfil en mejor estado, más cargado”.

“No hacerlo, aun cuando la situación sea un tanto angustiante -desde el punto de vista financiero- en aquellos lugares donde la incertidumbre es más grande. Pero bueno, hay de todo tipo de situaciones. Técnicamente no deberíamos hacer trigo si tenemos inseguridad. La recomendación es hacer la mayor adopción de tecnología posible, tener indicado el mejor manejo, y poder aprovechar al máximo la genética, concluyó el ingeniero Alfredo Fenoglio.

Por Alejandro Rafael Guerrero 

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