Una escuela rural muy particular
La Escuela Secundaria Orientada Particular Incorporada (ESOPI) N° 2055 “Alejandro Estrugamou”, popular y afectivamente conocida como ‘la Escuela Salesiana de la Estancia La Victoria’, se hace fuerte en el sur santafesino por el nivel de sus egresados, altamente demandados para tareas específicas en establecimientos de producción agropecuaria.
El establecimiento se caracteriza por seguir el legado de la congregación salesiana, obra de Don Bosco, brindando educación y formación a jóvenes rurales. Además, los alumnos asisten con la modalidad de alternancia educativa, pasan dos semanas en la escuela y dos semanas en sus hogares. La escuela ofrece formación en Agricultura y en Tecnología, y los estudiantes son muy buscados en el campo laboral. Otro punto que destacan es que la convivencia, lejos de sus familias, les brinda independencia y construcción de valores.
Griselda Troyano, Licenciada en Gestión y profesora en Ciencias de la Educación, concursó el cargo de Directora y, desde hace ocho años tiene esa responsabilidad. “Entré como directora y no tenía conocimiento de campo”, recuerda, para remarcar la camaradería que impera en el lugar. “Aprendí de mis compañeros y, por mi formación, tomé el desafío de armar equipos de trabajo e ir adelante con aprendizaje compartido”, valora.
En la ‘Escuela Salesiana’ las mañanas son para la parte pedagógica, y por la tarde funcionan los talleres y las capacitaciones. “Acá compartimos concepciones, conocimientos y tratamos de tomar las mejores decisiones, en equipo”, remarca Troyano. Entre las capacitaciones se incluye tambo, manejo de rodeo, taller de huerta, taller de granja, de chacinados y, en convenio con empresas de la zona, también se los forma para el manejo de tractores y maquinaria agrícola de alto equipamiento tecnológico.
Jóvenes con ganas de aprender
Acerca del alumnado, la Directora destaca que “son jóvenes con muchas ganas de aprender. La mayoría de ellos, casi diría todos, provienen de familias rurales. Esta es una escuela casa, ellos vienen los lunes, se quedan toda la semana, el viernes ya se van a sus casas, vuelven otra vez al lunes siguiente. Permanecen dos semanas en la escuela y dos semanas en sus casas. Esta es una escuela de alternancia educativa”, explica Troyano.
“Acá vienen chicos de varias localidades, cercanas y no, y muchos de ellos viven plenamente en el medio rural. Son hijos de familias rurales y cuando van esas dos semanas a sus hogares siguen haciendo lo que acá están aprendiendo”, indicó. Actualmente asisten 43 chicos, 21 en primer año y 22 en tercero.
“Es una escuela ciclo cerrado, no tenemos todos los cursos. Este año tenemos primero y tercero, el año que viene vamos a tener segundo y cuarto, y después tercero y quinto. Una vez que quinto egresa volvemos a abrir la inscripción a primer año otra vez. Parece complicado, pero se decidió que sea una modalidad orientada, porque en 5 años los chicos egresan. Y lo que sucede es que estos chicos prontamente consiguen trabajo, y les cuesta mucho un año más para terminar su escuela secundaria; así logramos que en 5 años ellos cursen un bachiller por la mañana, y por la tarde agregamos los talleres”, describe la Directora.
Muy buena formación
Además de los talleres, en cuarto año los alumnos tienen dos formaciones profesionales: una es de tractorista y otra auxiliar de laboratorio en calidad de semilla. Ya en quinto año, hacen producción de bovinos para carne y para leche, y agricultura de precisión.
‘La Escuela Salesiana de la Estancia La Victoria’ rubricó sendos convenios con las empresas concesionarias de John Deere y New Holland, “para que los alumnos tengan la posibilidad de acceder a esa tecnología, a capacitaciones. Están en la escuela, los chicos lo aprovechan”, resalta.
Visitar la ESOPI N° 2055 “Alejandro Estrugamou” -‘la Escuela Salesiana de la Estancia La Victoria’- es inspirador. “Los chicos estudian, aprenden y se divierten. En realidad, ellos eligen esta escuela porque les gustan las actividades rurales. Es más, ellos ya tienen trabajos antes de salir de acá. Antes de terminar”, dice, orgullosa, Griselda Troyano.
En idéntico sentido describe una realidad: “En el medio rural cuesta conseguir personas capacitadas para operar una máquina, para desempeñar distintas tareas, así que los chicos nuestros son muy buscados. Nos piden permanentemente y nos quedamos sin poder recomendar porque están todos ocupados”.
“El acompañamiento y seguimiento que se hace a los chicos, insistir en valores, convivir toda la semana lejos de su familia, les da independencia, los prepara para trabajar y convivir con otros, es decir, son cinco años de construcción de valores que no se da tan fácil en una escuela que funciona distinto”, capitaliza la Directora.
El peso del legado
La Obra Salesiana de Don Bosco se respeta a ultranza. Alejandro Estrugamou, que da nombre a la Escuela, donó la estancia. Al fallecer, sin dejar descendencia, legó a la Congregación Salesiana ese maravilloso espacio que era la casa de campo de la familia.
El mandato expreso fue que tenía que funcionar una escuela para hijos de empleados rurales, pensando que ellos tenían que tener oportunidades de trabajo, de superarse, de construir un proyecto de vida.
Por Alejandro Rafael Guerrero
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