El secreto de la agricultura sostenible: ensayos a largo plazo
Lo ensayos en campo del INTA Villegas son un laboratorio al aire libre donde se exploran los complejos vínculos entre suelo, cultivos y clima. Los informes arrojan tendencias emergentes y las mejores prácticas para el manejo agrícola.
La Estación Experimental Agropecuaria INTA Gral. Villegas es parte de las 30 unidades que conforman la Red Nacional de Ensayos de Larga duración del INTA. Estos ensayos de larga duración son fundamentales para el presente y el futuro de la agricultura en la Argentina porque proveen información útil cómo impacta la secuencia o el tratamiento que se evalúa sobre el rendimiento de los cultivos y la calidad de los suelos.
“En nuestra Experimental tenemos ocho ensayos de larga duración, de secuencias agrícolas continuas, que integran la Red. El más antiguo se inició en 1991, y el más nuevo en el 2013. En algunos, se evalúan sistemas de labranza, comparando la siembra directa con sistemas de laboreo; en otros, diferentes estrategias de reposición de fósforo en el suelo en el largo plazo; y también hay de diferentes secuencias de cultivos agrícolas, en combinación con cultivos de cobertura desde hace 20 años, lo que nos permite tener información de los efectos acumulados en el suelo”, sostuvo la Ing. Agr. MSc. Mirian Barraco, coordinadora del equipo de producción agrícola y gestión ambiental de la Estación Experimental Agropecuaria INTA Gral. Villegas.
Esta clase de ensayos otorgan la posibilidad de comprender las complejas interacciones que ocurren entre el suelo, las comunidades vegetales y el clima. Permiten responder preguntas relacionadas con el desfasaje entre la causa y su efecto, encontrar umbrales críticos, determinar tendencias cíclicas y conocer qué eventos son raros y/o extremos.
Además, mediciones frecuentes sobre variables de interés y a lo largo de varios ciclos agrícolas permiten captar efectos dinámicos.
“Generalmente se hacen mediciones cuando se cosechan los cultivos en cada campaña y eso permite tener una información rápida sobre el efecto que tiene el tratamiento evaluado en la productividad de los cultivos. También como estos ensayos se siembran sí o sí todos los años y uno en un determinado periodo de tiempo tiene campañas húmedas, campañas secas, y eso nos permite obtener información de cómo es la variabilidad del rendimiento de los cultivos a través de diferentes campañas climáticas”, explicó Barraco.
La importancia de los resultados a largo plazo
Como los cambios que se producen en el suelo son lentos, los resultados sobre algunas propiedades como el contenido de materia orgánica, el fósforo extractable o algunas variables físicas se ven o se detectan después de muchos años de efectos acumulados
“En cuanto a los resultados, donde se evalúan diferentes secuencias agrícolas, es decir, los distintos tipos de cultivos y el cambio en el contenido de materia orgánica de los suelos, hemos detectado que aquellas secuencias que tienen bajo aporte de residuo a los suelos, como el monocultivo de soja, son los que presentan menores contenidos de materia orgánica”, señaló Barraco.
Y en la misma línea, añadió: «En el caso de secuencias que tienen mayor aporte de cereales de invierno como trigo o cultivos de coberturas que son cultivos que no se cosechan y aportan residuos a los suelos se han visto mejoras en el stock de carbono de los suelos y otras propiedades físicas”.
En la medida que los suelos pierden materia orgánica, se ven afectados otras propiedades, como puede ser el ciclo de los nutrientes como el nitrógeno, el azufre y el boro, que, al disminuir los niveles de materia orgánica, también disminuyen en sus contenidos y hay menor disponibilidad para los cultivos, según detalló la especialista del INTA.
Por otro lado, la pérdida de materia orgánica de los suelos hace que esos suelos sean más susceptibles a compactarse. “Cuando hay determinadas secuencias de cultivo que llevan a la pérdida de materia orgánica, los suelos se compactan, se endurecen, empiezan a aparecer estructuras laminares dentro del suelo que lo que terminan afectando es el ingreso del agua de lluvia y también dificultan el crecimiento de las raíces”, contó.
“En el caso del contenido de materia orgánica de los suelos, se observan diferencias entre las distintas secuencias después de tres o cinco años de efectos acumulados. Entonces estos ensayos no se muestrean los suelos todos los años, sino se hacen los muestreos cada tres o cinco años como para detectar diferencias más significativas y por otro lado los efectos que se detectan en el suelo son más manifiestos en los primeros centímetros de suelo. Entonces en muchos de estos ensayos se hacen muestreos estratificados y se va evaluando cómo cambia una determinada variable de suelo en los primeros 5 centímetros o 10 centímetros, que es donde generalmente se acumulan los residuos de los cultivos, hay mayor actividad biológica y entonces es donde más rápidamente se detectan cambios”, sintetizó.
En la Argentina existen unos 70 ensayos distribuidos en distintas regiones, con el objetivo de entender la dinámica de los distintos sistemas productivos en el tiempo, y visualizar las tendencias que pueden generar las diversas prácticas de manejo. La Red Nacional está plasmada en este mapa online.
Por Diego Abdo
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