Cazón: el pueblo verde donde los árboles florecen en comunidad

Cazón: el pueblo verde donde los árboles florecen en comunidad

Un ejemplo inspirador de compromiso ambiental y sostenibilidad.

En plena pampa húmeda y a 15 kilómetros del partido bonaerense de Saladillo hay un rincón escondido en medio de la naturaleza, que se ha convertido en un ejemplo de conservación y sostenibilidad. Se trata de Cazón, “el pueblo del millón de árboles”, como lo indica en su carta de presentación un singular cartel en la entrada a la localidad. Con un poco más de 200 habitantes, ha logrado la impresionante hazaña de transformarse en un verdadero paraíso ecológico. 

A través de su vivero, se convirtió en una referencia provincial y nacional. La iniciativa comenzó en el año 1910, cuando un grupo de entusiastas ambientalistas y residentes locales decidieron tomar cartas en el asunto y se adhirieron a una ley de fomento forestal para la provincia de Buenos Aires, durante la gobernación del General José I. Arias (1910-1912), donde se fundó el vivero municipal “Eduardo L. Holmberg”. Luego, en el año 1979 pasó a manos de la Municipalidad de Saladillo y desde entonces todos sus empleados y los aportes son del y para el municipio bonaerense. 

El director del plantario, el ingeniero agrónomo José María Onis, precisa que «contamos con unas 210 hectáreas, y con distintos sectores: semillería, invernáculo, almácigos y tenemos un personal altamente especializado en lograr distintas formas de reproducir las plantas.  Se cultivan en más de 100 especies entre forestales y arbustos ornamentales. Estas plantas tienen como destino la venta a distintos municipios de la provincia de Buenos Aires como del resto del país. Además hay un parque solar, generador de energía no contaminante y renovable». 

La dilatada historia de este establecimiento, y la importancia que tuvo en las distintas épocas, han hecho que en la localidad de Cazón fuera formando una cultura viverística difícil de encontrar en otros lugares del país. En ese contexto, los turistas, atraídos por la belleza natural del pueblo y su compromiso con la sostenibilidad, llegan en números crecientes. Los negocios locales se han adaptado para ofrecer productos y servicios eco-amigables, lo que ha impulsado la economía local. 

A propósito de ello, la directora de Turismo de Saladillo, Leticia Colás, explica: «Contamos con un sector denominado Base de Campamento, lugar que se utiliza como recreación para los visitantes del lugar, ya que consta de muy buenas instalaciones  para realizar distintas actividades. En este mismo lugar hay una cancha de carrera de caballos y 3 hectáreas destinadas al endurance, con distintas instalaciones para cuidado y albergue de caballos».

Y agrega: «Dentro del vivero hay un área boscosa que está preservada como zona intangible y/o área protegida de aproximadamente unas 40 hectáreas, en la cual habitan pájaros y otros animales autóctonos».

En una época en la que los desafíos ambientales parecen abrumadores, Cazón brilla como un faro de esperanza. Es un recordatorio de que, cuando las comunidades se unen en pos de un objetivo común, pueden lograr hazañas notables y dejar un legado duradero para las generaciones futuras.

Por Sergio Romano

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