Tecnología que llega de la universidad al campo
Una start-up rosarina de base tecnológica universitaria crea soluciones para mitigar el estrés térmico en las producciones ganaderas y lecheras.
Con la convicción de que “si el producto no llega al mercado no es innovación”, un grupo interdisciplinario de profesionales creó El ojo del amo para llevar al sector pecuario sus innovaciones destinadas a mejorar la productividad ganadera y lechera.
Su principal preocupación es hallar “soluciones para el cambio climático y sus efectos negativos sobre una producción que está al aire libre”, dice Adolfo Silveyra, médico veterinario y uno de los fundadores de esta start-up de base tecnológica universitaria que nació hace unos diez años con la cátedra de Nuevas Tecnologías en Producciones Pecuarias del Instituto de Cooperación Latinoamericana (ICLA) y el Centro de Estudios Interdisciplinarios de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). El equipo está integrado por ingenieros electrónicos, físicos aplicados, contadores, economistas, biotecnólogos y nanotecnólogo, entre otros.
“Nos dábamos cuenta que más del 35% de los factores que afectan a la producción ganadera son ambientales. En los feedlots, por ejemplo, no vamos a encontrar sombra ni nada que los refresque en verano, los bebederos no están techados lo que al ser de hormigón produce que el agua se caliente con registros de temperatura de hasta 32 grados, y los suelos llegan hasta 72 grados”, .cuenta Silveyra al explicar el motivo que los llevó a desarrollar soluciones disruptivas para las problemáticas más frecuentes en el campo, sobre todo vinculadas al estrés calórico.
Preocupados porque “al cambio climático no se lo está visualizando como un problema que ya no es solo un cambio sino que vino para quedarse”, proponen una mirada que, además de productivista, sea empática con los animales. “Les damos comida hipercalórica, los mantenemos al sol y en el caso de los animales negros es peor porque absorben toda la radiación solar. Un animal al que le falta un mes para terminar su proceso de engorde ya tiene entre 7 milímetros y 1 centímetro de grasa con un cuero que apenas transpira. Le estamos pidiendo al animal que produzca en condiciones de total disconfort”, describe el veterinario y agrega: “Eso produce pérdidas del orden del 5 al 20% en conversión alimenticia, ya que bostea los granos que come, y además en ganancia de peso diario. En el caso de reproductores se observan efectos deletérios hasta en tres ciclos estrales con disminución en la cantidad y calidad de semen en los toros”.
De la idea al campo
En la búsqueda de alternativas para mitigar el estrés térmico, el equipo de El Ojo del amo comenzó a trabajar en soluciones que ya se encuentran aplicando en el campo:
Sistema Circadia: es un sistema de iluminación LED inteligente que controla el fotoperíodo para liberar hormonas anabólicas propias del animal, se transforma el nitrógeno no proteico en proteína, traduciéndose en una ganancia de peso diario y un aumento en la conversión alimenticia. Los animales son iluminamos de noche para que puedan comer sin radiación solar directa. “Buscamos un efecto anabólico para mejorar la eficiencia en producción de carne y de leche. Aumentamos un 14,2% la ganancia de peso diario de los animales por iluminarlos y mejoramos 15% la conversión alimenticia, obteniendo 17 kilos más por animal”, cuenta Silveyra.
Alerta ITH: es un sistema de aspersión automático que humedece a los animales según la temperatura y la humedad ambiente. “Calcula, mediante una fórmula matemática, un índice que permite saber si el animal está con o sin estrés. Muestra el resultado como un semáforo: verde no hay estrés, amarillo es alerta, naranja o rojo son índices elevados. Cuando es necesario el hardware da la orden a la electrobomba que se prenda, se abre la electroválvula y se moja a los animales con aspersores. Se puede customizar para tomar medidas complementarias como cambiar las proporciones de cantidad de dieta durante el día”, explica uno de sus creadores.
Sombra sustentable: “Los árboles no crecen en los feedlots, diseñamos una pérgola con columnas de 300 m2 sobre las que se colocan macetas con plantas trepadoras que van creciendo sobre una media sombra formando un techo verde”, describe el veterinario. Se riega con los mismos aspersores que mojan a los animales. De esa forma, tienen sombra y se refrescan con el agua que cae de la pérgola.
Los profesionales, que trabajan en el Centro Científico Tecnológico de Rosario, también desarrollaron dos sistemas de software con los que, pagando un feed mensual, se obtiene un servicio de alertas:
- Huella Sensor: Se diseñó un dispositivo electrónico que toma la temperatura de la oreja para informar si el animal está normal, hipotérmico o hipertérmico. Esto, sumado a otros sensómetros que tienen acelerómetros, mediante inteligencia artificial, permite generar alrededor de 20 alertas que llegan al celular: identifican por ejemplo qué animal tiene temperatura elevada, si tiene falta de movimiento, cuál entró en celo o está en momento óptimo para inseminar. Además cuenta con geolocalización.
- Tac Huella: Es un sistema indeleble de trackeo de los animales. Se les coloca, cuando nacen o se destetan, un chip de radio frecuencia para identificar fidedignamente al animal y queda para toda la vida. Esta innovación, que está patentada y se encuentra en desarrollo, permite la identificación electrónica por RFID, la integración con sensores para monitoreo y trackeo en tiempo real, y vinculación con blockchain para gestionar la trazabilidad.
Para financiar los proyectos y hacerlos realidad, los profesionales se presentan en diferentes concursos y buscan alianzas con instituciones y empresas. En constante búsqueda de innovación, actualmente están desarrollando un diseño de zanja canadiense. Se trata de “un sistema simple de caños que se introducen bajo tierra. Debido a que la tierra absorbe la radiación solar durante el verano y la libera durante el invierno, permite refrescar en épocas de calor y calefaccionar cuando hace frío”.
Una doble inversión
Como consecuencia del estrés térmico, agravado por el cambio climático, se generan grandes pérdidas en la productividad de los animales. Con un retorno operativo de 12 a 14 meses, las soluciones tecnológicas diseñadas por el equipo interdisciplinario, permiten reducir esas pérdidas y, a su vez, promover el bienestar animal efectivo, la mejora de la salud y la tasa de reproducción del ganado.
Por eso, el jefe de la cátedra Nuevas Tecnologías en Producciones Pecuarias, insiste: “Antes de identificar si hay animales más o menos eficientes, hay que darles las condiciones para que puedan producir en su zona de confort y con su máxima expresión genética”. En ese sentido, junto a sus colegas, llevan adelante lo que consideran es la misión de la universidad, sobre todo cuando es pública: transformar la realidad: “Lo que hacemos nosotros es tratar de transformarla y que el productor ganadero se dé cuenta que está perdiendo dinero. A veces tienen un Fórmula 1 y lo manejan como un Fiat 600”, concluye.
Por Paola Papaleo
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