“El Luchador”, la primera cabaña argentina que exporta la raza Santa Inés a Uruguay
El emprendimiento ovino entrerriano vendió una hembra por 13,5 millones de pesos. El comprador es una cabaña de la ciudad de Cardona, en el vecino país. La historia de El Luchador, la empresa de la familia Taffarel que se animó a incursionar en una raza ovina sin lana.
Desde hace más de tres décadas, en Herrera -departamento Concepción del Uruguay, provincia de Entre Ríos- la Cabaña El Luchador, de la familia Taffarel, trabaja con la producción ovina.
Antes de dedicarse enteramente a los ovinos, hasta 2005, criaron hacienda, “pero como estaba muy complicada la venta de terneros y ya teníamos algunos ovinos, decidimos firmemente empezar a trabajar con algo de genética y algo de carne para el consumo”, describió Sergio Taffarel, cabeza del emprendimiento familiar.
El pasado febrero la cabaña fue noticia nacional porque uno de sus animales, una hembra de la raza Santa Inés, fue subastada al módico precio de 13,5 millones de pesos.
Pero para llegar a este presente fructífero hay una larga historia. Los Taffarel comenzaron con la raza Hampshire Down, con la que también fueron pioneros en Entre Ríos, al ser los primeros en importar un carnero en pie desde Nueva Zelanda a la provincia.
Esta raza también le permitió a Sergio ser jurado en la Expo de Palermo en 2019, uno de los mayores orgullos para los cabañeros argentinos, por eso “es una raza con la que nos identificamos y seguimos trabajando. En este momento estamos trabajando en un proyecto de embriones desde Inglaterra”.
En “El Luchador” trabajan, principalmente, con ovinos en un predio de unas 50 hectáreas, y tienen otras 250 hectáreas en arrendamiento para la cría de ganado bovino.
¿Cómo se llega a la Santa Inés?
Santa Inés es una raza ovina originaria de Brasil que surgió de la simbiosis entre la Bergamasca de Italia, la Morada Nova de Brasil y la Somalí de Sudáfrica, y su principal particularidad es que no tiene lana sino pelo.
“Nosotros comenzamos con Hampshire, luego le agregamos algo de Dorper, pero la gente pedía sacar la lana de las majadas por algunos problemas de manejo, falta de mano de obra para esquilar, y comenzaron a solicitar mucho las razas deslanadas”, comentó el criador.
En este contexto la raza Dorper era lo más cercano a lo que requería el mercado y entonces, investigando, surgió la posibilidad de incursionar en la raza Santa Inés. “Lo que conocíamos en Argentina, en Chaco, Santiago del Estero, Formosa, eran animales muy desmejorados, con muy poca carne, que más se parecían a un chivo que a una oveja, pero mirando lo que se estaba haciendo en Brasil, vimos que había animales muy interesantes, grandes, con mucha carcasa. Nos pusimos a investigar y descubrimos que todo lo que había de Santa Inés en Argentina era informal”, explicó el productor.
La primera traba para traer genética más pura es la imposibilidad de importar desde Brasil por problemas de protocolo, entonces decidieron buscar en Paraguay, donde la raza también está bien desarrollada y manejada.
“A fines de 2019 ingresamos los primeros animales formales al país, y nos convertimos en los criadores número uno, abriendo el libro genealógico (de la Sociedad Rural Argentina)”, remarcó Taffarel, y apuntó que en la actualidad cuentan con alrededor de 40 animales puros de pedigre con registro, y otros 100 a 120 puros por cruzas, a los que se les da servicio con los puros de pedigre.
Sangres importadas
“En estos momentos estamos trabajando con sangres importadas. Logramos traer a uno de los carneros más importantes de Paraguay, ‘King Kong’, cinco veces campeón en la Sociedad Rural de Mariano Roque Alonso (Paraguay), y tenemos producción propia que vamos sacando a partir de estos animales”, apuntó el criador entrerriano.
Previo a la subasta en El Luchador, la familia Constantino, de la ciudad de Cardona, en la República Oriental del Uruguay, había transmitido su intención de realizar el mismo camino que los Taffarel, pero en su país, y “vinieron decididos a llevarse a un macho importante y también le vendimos una hembra con mucha genética, por la que pagaron 13,5 millones de pesos”.
Un dato no menor es que la familia Constantino, “será la primera en importar Santa Inés desde Argentina, y nosotros los primeros en exportar animales puros de pedrigre de esta raza al Uruguay”.
Durante la subasta también se lograron buenos precios por otras hembras “compradas por otras cabañas que se están formando en Argentina”.
Para cerrar, y con una firme decisión de seguir con la Santa Inés, Taffarel destacó las bondades de estos animales: “Esta es una raza que tiene mucha virtud, produce mucha carne, son poliéstricas continuas, y al no tener lana se las puede manejar mucho mejor en el tema enfermedades de parásitos externos”.
Por Pablo Salinas
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