Regenerar el suelo y la vida

Regenerar el suelo y la vida

Una familia cordobesa libera sus tierras de manejos intensivos y orienta su producción hacia la ganadería regenerativa, volviendo a poner en valor a la naturaleza. A 5 años del comienzo de este proceso, tienen una fundación llamada “Territorio Tero”, cuyo objetivo es regenerar el suelo y la vida, y producir alimentos con calidad nutricional.

El suelo que pisamos y trabajamos nos alimenta. Es un recurso que en Argentina es extenso y rico. En el mundo, el 7 de julio es el Día de la conservación del suelo, esta fecha busca concientizar sobre la importancia del suelo en nuestras vidas y en el equilibrio ambiental. Es fundamental tener suelos saludables y con diversidad de nutrientes, para que los alimentos que nos da, sean igual de ricos. 

En esta línea de pensamientos y acciones que busca conservar la integridad del suelo, trabaja la familia Vaudagna Zjaria, en La Tordilla, Córdoba. Paula, la madre de Marco y Julieta y esposa de Carlos, cuenta: “Somos una familia que vive y trabaja en el campo, y hace 5 años comenzamos a buscar los caminos para desarrollar nuestra producción, orientados a regenerar el suelo”.

Regeneración y sostenibilidad, la idea

Todo empezó después de la visita que hicimos a El Mate, en Adelia María, en agosto de 2019. Ahí empezamos a escuchar lo que era regeneración”, recuerda Paula. “El Mate”, es una empresa ubicada al sur de Córdoba, a cargo de Bruno Vasqueto, que pasó de producir intensivamente sus tierras, con siembra directa, a desarrollar la ganadería regenerativa y capacitar al respecto. 

En ese momento empezamos a hacer cosas y algunas no estaban del todo bien”, remarca Paula, “porque intentamos repetir la receta que te dan, pensando que funcionaría rápido, y no. Necesitábamos buscar nuestra propia historia, tuvimos que detenernos y comenzar una etapa de observación, ver qué teníamos en el campo, qué estábamos haciendo mal, qué debíamos dejar de hacer… y empezamos a formarnos.

Nosotros tenemos ganadería de tambo, producimos leche, y primero surge la idea de Marco de ir virando a una raza, a un fenotipo de vaca que se adaptara más al campo y a nuestra aspiración de ser autosustentables. Empezamos a pensar distinto: en vez de “cuánto puedo adaptar un ambiente a un tipo de raza exigente”, nos planteamos “qué tipo de animal tiene mejor capacidad de adaptación al ambiente””.

La raza elegida fue la Kiwi Cross, que es producto de la cruza entre la Holstein Neozelandesa y la Jersey, que resulta en un animal de menor porte que la Holando-Argentino, por lo que requiere menor cantidad de alimento y también tiene un menor índice de partos distócicos.

Territorio Tero, la fundación

En 2021, después de haber realizado la primera etapa del proyecto para virar a las Kiwi Cross, la familia atraviesa una pérdida que significó un antes y un después. Nace, entonces, la Fundación Territorio Tero. En la presentación de su página web expresan:

La idea de la fundación nace en diciembre de 2021, a partir de la muerte de Marco, hijo, hermano y amigo de quienes estamos hoy en este proyecto. Antes, planeábamos sólo la producción de la empresa familiar ordenada a un sistema holístico. Después de la partida del Negro, decidimos alinear los intereses productivos a la manera en que queremos vivir: construir un legado que nos trascienda, recuperar la felicidad y honrar una vida joven, que fue inmensa y feliz”.

La Fundación Territorio Tero surge, entonces, para sanar y regenerar la tierra, y también la vida

Territorio Tero: objetivo y conceptos

La Fundación busca formar una comunidad que entienda que tenemos que producir alimentos mejores que los que conseguimos hoy en el mercado. Como productores agropecuarios que somos, tenemos que mostrar una ética, profundidad, preocupación y dedicación, que garanticen la producción de alimentos completos, nobles, con densidad nutricional y que sean accesibles para la comunidad

Para hacerlo, necesitamos mirar críticamente la manera en que producimos y consumimos los alimentos, y comprometernos a cuidar y recuperar nuestros suelos. El suelo es el primer engranaje de los alimentos, y cuidarlo requiere conocer, experimentar y promover prácticas agropecuarias sostenibles, que vayan de la mano con una filosofía respetuosa de la naturaleza y de los demás. Necesitamos proteger el suelo, porque lo necesitamos para vivir, lo necesitamos para comer”, resume Paula, y continúa:

Conocemos y trabajamos con varios conceptos y paradigmas; uno es el holismo, que es un estilo de vida que considera que los seres humanos estamos dentro del todo, y por esto, debemos estar en armonía con la naturaleza. Es el hombre con la naturaleza, no contra la naturaleza. El manejo regenerativo busca reparar, restaurar y regenerar.” 

Reparar algo roto es maravilloso, y ver cómo trabaja la naturaleza también”, sigue Carlos, “en un territorio casi estéril, destruido por las prácticas convencionales, empezás a aplicar técnicas de regeneración y comienza a haber diversidad de plantas, de animales, empiezan a venir las aves, los insectos, empieza a haber lombrices”. 

El pastoreo inteligente o sistema pastoril, significa que el ganado se alimenta de pastos y plantas en un terreno abierto, dividido en parcelas en las que va rotando de acuerdo a períodos que permiten que el pasto descanse y se recupere. “Los pastizales naturales llegaban a tener entre 400 y 700 especies diferentes, un potrero con alfalfa es pastoril, pero tiene una sola especie y no es suficiente para que el animal se nutra correctamente, se necesita un combo de nutrientes… por eso, a través de la regeneración, buscamos ayudar a la tierra para que vuelva, en la medida en que pueda, a esa diversidad”, explica Carlos.

Territorio Tero: el proceso

Sobre el cambio de paradigma para trabajar la tierra, Carlos relata: “Para recomponer la salud del suelo dejamos de utilizar todo lo que viene de síntesis química para empezar a producir con abonos orgánicos. Se eliminó el uso de agroquímicos, semillas transgénicas y de fertilizantes químicos para producir pasturas, es decir, dejamos de producir agricultura sintética. Al interrumpir las prácticas de la agricultura sintética, la asociación de seres vivos y no vivos que interactúan entre sí, se asocian y conviven, y forman a un suelo sano, se recupera y se manifiesta casi instantáneamente. Crece y se fortalece cuando profundizamos nuestro compromiso con la regeneración del suelo.

Hoy sembramos solo pasturas (alfalfa, trigo, avena, cebada), porque alimentamos a las vacas con pasturas y concentrados. A las semillas se las compramos a algún productor de la zona. Este año voy a probar hacer un sorgo común, y directamente lo voy a sembrar en el suelo sin agregado de herbicidas.

También dejamos de usar, por ejemplo, ivermectina. Es un antiparasitario interno para los animales que mata al escarabajo estercolero. Cuando vos usas ese antiparasitario, el escarabajo que se alimenta de la bosta de los animales consume el residuo que queda ahí, y se muere; y el estercolero es uno de los principales responsables de fertilizar el suelo, porque mete la bosta a 10, 30, y hasta 40 centímetros de profundidad, Además, cava galerías en el suelo haciendo un trabajo de arado, de cincelado del suelo, por ahí entra el agua, el oxígeno”.

Estamos buscando que el suelo tenga tiempo para recuperarse”, define Paula. 

Fueron 100 años de explotación intensiva, un período de sobreexplotación de 35 años y se realizó engorde a corral y encierre del plantel lechero entre los años 2001 y 2021. “Hace 5 años estamos regenerando, empezamos con Marco en 2019”, continúa Carlos, “los primeros años son llamados “años de miseria”, porque se da una transición entre un suelo muy inerte, con una baja microbiología, hasta llevarlo a un suelo vivo.

El suelo a través de los años se va regenerando, va volviendo a tener una estructura natural, donde hay más agregación de suelo, se lo nota más descompactado, con mucha más fertilidad natural, la que te da el abono que dejan las vacas al estar pastoreando directamente en los potreros. Más los exudados de las plantas, la diversidad de las raíces; la microbiología del suelo se vuelve cada vez más abundante al no combatirla con agroquímicos y entonces empieza a haber más bacterias, hongos, lombrices, bichitos… y así empezás a generar un ambiente diverso, bilógicamente activo. 

Al recuperar los suelos, recuperamos el microbioma, que es el que aporta los nutrientes a la planta; volviendo a tener pasturas de alta densidad nutricional, los animales que las comen van a tener cuerpos más sanos, más vigorosos y van a transmitir todos esos nutrientes a su carne, a su leche, a sus huevos, volviendo a reestablecer el alimento que necesitamos y comíamos en alguna época”.

Tenemos que rescatar del pasado lo simple, lo natural”, interviene Paula, “había algo ahí que tenía cierta magia. Nosotros vendemos leche, y parece que comprar leche de vaca hoy resulta sofisticado, “snob”, cuando antes era lo más simple, ir y buscar la leche del tambo más cercano”.

8 Proyectos

La familia ya ve los cambios en el suelo, y las Kiwi Cross forman parte del plantel del tambo, en el ahora llamado “Proyecto Kiwi”: “Hace dos años que las tenemos en el tambo, con un alto porcentaje de contenido sólido en la leche; son chiquitas, no necesitan tanta comida, van a ser vaquitas que no van a dar tanto como las Holando, pero tienen una leche increíble y su vida productiva es más larga. Son muy buenas madres, entonces la crianza se nos facilita, porque si bien hacemos una crianza artificial, los animales van con menos estrés. Son mucho mejor para manejarlas y se adaptan mejor al calor que cada vez es más intenso”, cuenta Paula. 

Otros 7 proyectos se desarrollan enmarcados en la Fundación Territorio Tero, con la misma filosofía que Kiwi: regenerar, ser autosustentables y producir alimentos con alta densidad nutricional y accesibles a la comunidad. Los proyectos tienen distintas escalas: unos son domésticos, en otros la escala es mayor, y algunos son pruebas piloto, están en una etapa de aprendizaje. 

Paula presenta “Cherumbé”: “El segundo proyecto fue Cherumbé. Si hacíamos un manejo regenerativo acá, en Córdoba, teníamos que llevarlo también al campo de Entre Ríos donde se produce ganadería de exportación. El campo, que está a orillas del Paraná, es un humedal, y los humedales son fragilísimos. Lo manejamos con muchísimo cuidado, siendo muy respetuosos con el humedal, con un manejo regenerativo: ponemos la carga de animales que el humedal responde, y siempre tratando bien a los animales. Estamos muy atentos para seguir aprendendiendo del lugar y de los colaboradores, que son los Alonso, la familia Alonso. Una contradicción que nos molesta muchísimo es no poder comer esa carne, lo que obtenemos de ahí no queda en el mercado interno, porque ese tipo de animal no es el que demanda nuestro mercado”.

“Reforestación y Paisaje regenerativo”: “Desde el año 2020 empezamos a reforestar el campo con árboles nativos producidos desde semillas recolectadas en árboles de la zona, que le compramos al emprendimiento Plantas desde la semilla. A su vez, comenzamos a ver en los potreros los primeros espinillos que empezaban a crecer al haber dejado de introducir sintéticos. Hace poco pasó alguien a ofrecerse para sacar esos “churquis” del potrero. Y el peón le dijo: “Ni perdás el tiempo, porque los podan y algunos tiene tutor”. Todos los gringos que pasan deben pensar: “Mirá cómo tiene el campo Carlitos…” y nosotros estamos felices porque es lo que estamos buscando”, cuenta Paula. “Eso es el paisaje regenerativo, descubrir ese paisaje que espontáneamente va creciendo, que es un rezago de lo que era originalmente, nunca volverá a ser el mismo, pero te da riqueza en diversidad. En 2022 conocimos a Julieta Martínez y Julián Silberstein, jardineros, ellos hicieron un parque de nativas que es el memorial para Marco, y ahí surge el proyecto de reforestación sistemática. Paisaje regenerativo y Reforestación van de la mano”.

Los demás proyectos son: “Pollos de campo”, que es la cría y engorde de pollos tipo parrillero, criados en un entorno saludable en el campo, libre de antibióticos. “Miel de pasturas regenerativas”, que es la producción de miel en cajones dispuestos en sectores del campo con cercanía a las aguadas y protección vegetal, que se ha reforzado con la reforestación. Ambos proyectos desarrollados por Ariel Bledig.

“La granja de Nico” Es la crianza de gallinas ponedoras y la producción de huevos a pasto; las ponedoras durante todo el día, se alimentan de insectos y lombrices que encuentran al escarbar (fertilizando el suelo y colaborando con la propagación de cobertura vegetal), y cuentan con un refugio con nidos, que permanece abierto hasta el atardecer, cuando las aves se resguardan. Nicolás Gigena es quien comenzó el proyecto y lo lleva adelante.

“La huerta de Paula” existe desde 2010 y desde 2020 aumentó la variedad y cantidad de alimentos que se producen de manera sostenida. Se utilizan semillas agroecológicas, de producción propia, no se aplican fertilizantes sintéticos ya que se nutre con abono natural del compost de los corrales, restos vegetales y la tierra del lugar en sí. La organización de los canteros busca la asociación benéfica de cultivos, con la rotación de especies adecuada a las diferentes estaciones. 

“Casa H”, es un proyecto de arquitectura holística que está completo, se llevará adelante en el futuro y fue desarrollado por la arquitecta Julieta Romero. “Es una casa con la que aprendimos muchos conceptos y pudimos aplicarlos en otros proyectos. Es uno de los proyectos que más nos gustó hacer”, cuenta Paula.

La producción de miel, pollos, huevos, verduras y frutas, y derivados como el dulce de leche y dulces caseros de frutas de estación, abastecen al equipo de trabajo del establecimiento y de Territorio Tero, y se venden al público cuando la disponibilidad lo permite. 

Territorio Tero: el nombre

Un potrero del campo es “territorio tero” desde 2012, cuando la gran comunidad de teros que viven ahí atacaron a Paula mientras pasaba caminando. El término esperó una década para encontrar el proyecto al que bautizar: la Fundación.

Carlos explica: “Los teros son una especie muy territorial, que cuidan y protegen mucho su entorno y su familia; es capaz de dar su vida por ello. Vive en comunidad, respeta mucho sus vínculos y es un animal extremadamente resistente. Donde no hay nada, hay teros. Son las cucarachas de las aves. El tero resiste y defiende, va y ataca no es pasivo. Lo que representa el tero para nosotros es muy importante. Cuidar el territorio, a nuestra familia, nuestros ideales, nuestros vínculos… pero sobre todo cuidar el espacio. Sin mirar los paradigmas que nos han enseñado, sino desaprender para aprender, imitando a la naturaleza, viendo cómo trabaja la naturaleza. Somos nosotros en la naturaleza, no contra la naturaleza. El hombre la ataca permanentemente sin darse cuenta de que somos parte de ella. No podemos vivir aislados de la naturaleza, vivimos gracias a ella”.

Paula asiente: “Estamos convencidos de que estamos por el camino correcto”.

https://territoriotero.com/ 

Por Natalí Ruatta Contigiani

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