El trabajo virtual puede «matar la magia” del reconocimiento
En su libro “Lo que no te enseñan en la Harvard Business School», de 1984, Mark McCormick -exitoso empresario fundador de la empresa IMG- que se dedicaba a representar celebridades deportivas por todo el mundo, plantea DE forma muy amena y con muchos ejemplos de la vida real que, para hacer buenos negocios, lo que más importa es lo que llamamos “la universidad de la calle”.
En el primer capítulo, “Leyendo a la Gente” (Reading People), da 7 “basic steps” -o consejos- para cuando uno está cerrando un negocio que, creo, mantienen plena vigencia: 1) escucha activa 2) observar atentamente 3) hablar poco 4) vuelva a analizar o repase sus primeras impresiones 5) tómese su tiempo para analizar la información recabada 6) sea discreto y 7) muéstrese suelto, imperturbable.
Una vez pasada la pandemia -que forzó el trabajo remoto obligatorio- se instaló el actual trabajo híbrido, pero se demostró a nivel mundial que el 40 % de los trabajos seguirán siendo 100 % presenciales.
Con los muy intensos fríos que estamos viviendo, es el momento ideal para que todo empresario agropecuario piense en su equipo de colaboradores ya que, juntos, “están haciendo patria”: el empresario invirtiendo y apostando al país, y sus colaboradores ordeñando, alimentando el feedlot, recorriendo las vacas en parición, sembrando y haciendo otras tareas a la intemperie con maquinaria agrícola, etc.
Las grandes empresas que probablemente tengan su área de Recursos Humanos, junto al Director/Gerente General, deben saber que parte de su tarea será procurar que todos los colaboradores estén bien abrigados y preparados para afrontar con el mejor ánimo y eficiencia posible las actuales condiciones adversas del trabajo diario que sí o sí, debe seguir su ritmo normal.
En las empresas medianas, que son la mayoría, esta tarea recaerá sobre el Encargado General del campo o del Administrador propietario, si es él quien está al frente de su campo.
Gestión de personas, en definitiva, es Gestión de emociones y sentimientos.
Si queremos que el trabajo rural sea atractivo para las nuevas generaciones, que las empresas de campo sean empleadores de elección, los productores deberán poner énfasis en todo el entorno laboral de sus colaboradores, lo cual incluye una confortable y calefaccionable vivienda, por ejemplo, o comedor funcionando, para que la gente llegue del campo y no se tenga que poner a cocinar, etc.
De la misma forma, un productor pequeño, mediano o grande, debe tener reuniones presenciales con su personal y de esta forma poder “leerlos”, es decir, mirarse a los ojos y observar cómo se sienten, percibir el lenguaje corporal, observar si tienen buenas camperas, guantes, etc., para que puedan hacer bien su trabajo y así también detectar los buenos colaboradores para implementar medidas de capacitación si fuera necesario. Me consta que el recientemente fallecido Goyo Pérez Companc, un empresario de gran fortuna y de gran humildad, tenía ese estilo.
Para terminar el propósito de estas líneas, considero que este contacto personal/presencial es la única manera de mostrar cercanía y empatía, de poder dar palabras de agradecimiento y de aliento al equipo, y a la vez, de reconocimiento ante un trabajo duro y a la vez bien hecho. Son ellos quienes generan la riqueza y el valor de la empresa, en definitiva. Además, el reconocimiento debe ser dado lo más próximo posible a la acción que lo motiva.
El reconocimiento de palabra, la palmada en la espalda será siempre un halago, pero no alcanza. Debe existir un estímulo monetario, una compensación económica, logrando así que esa persona mantenga su buena performance laboral.
Lamentablemente, observo que esta relación empleado-empleador es cada vez más virtual, por audios o videos de WhatsApp y sostengo que, de esta manera, los productores se están perdiendo estas oportunidades “de oro”, porque no las podrán dimensionar ni valorar en forma virtual.
La foto que ilustra esta nota se sitúa en la fiesta de fin de año en estancias La Dorita, cuando yo me desempeñaba como Encargado General en Carlos Casares, con 7 tambos en producción y más de 120 personas trabajando en la empresa.
Se encuentran presentes los 3 directores propietarios de la empresa, los hermanos Biolcati (yo estoy de espaldas, con camisa escocesa) y se está premiando a un tambero y su familia con una copa, y dentro de la copa hay un sobre, que contiene un vale por $$$$. Vean la cara de felicidad de ese grupo familiar y vean LA MAGIA del reconocimiento moral y económico.
Por Federico Lyford-Pike, director de Capital Humano Agro
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