“Quiero influenciar bien en la gente para que a través de mi experiencia puedan hacer una ganadería eficiente”
Con la bandera del bienestar animal, la ingeniera agrónoma Lara Giuliani comparte en sus redes sociales las técnicas que implementa en su campo para que otros productores puedan aplicarlas en los suyos.
“En vez de sufrir siendo veterinaria ¿por qué no te dedicás a hacer crecer a los animales y el día que están mal llamás al veterinario para que se encargue?”, fue el oportuno mensaje que recibió Lara Giuliani de su madre al momento de decidir qué carrera estudiar. Así fue que empezó su camino de ingeniera agrónoma que le permite disfrutar de la pasión que siente por todos los animales sin descompensarse cuando los ve mal.
Además de Ingeniera Agrónoma, Lara es productora y agroinfluencer. Se autodefine como una “mujer hiperactiva a la que le gusta no solo trabajar en el campo y con los animales sino que además me gusta estar en familia, con los amigos, andar en rollers” y reconoce que le cuesta estar un rato tranquila, excepto cuando se sienta a mirar el atardecer en el campo mientras toma unos mates.
Es la tercera mujer en su familia que está a cargo del campo “La Dorada”, ubicado en General Rivas, partido de Suipacha (Buenos Aires), el cual había sido comprado por sus abuelos al llegar de Italia escapando de la Guerra. Inicialmente eran tamberos y agricultores, y en el pueblo de Castilla también tenían un almacén de ramos generales. Fue su abuela “Chicha” quien, al morir su marido (Don Pedro Giuliani), decidió vender el tambo y comenzar a dedicarse a la cría y recría de bovinos. Luego tomó las riendas su hija María Elena Giuliani y, unos años después, se formó la actual sociedad familiar Agrolarus S.A. que incluye a Lara y a su padre Luis Alberto.
La revolución del campo
Con toda la capacitación obtenida durante su carrera de ingeniera agrónoma, más la constante actualización de las últimas tecnologías que recababa de cuanto congreso, curso o exposición ganadera había, en 2017, Lara comenzó a dirigir al 100% el campo familiar.
Su primer desafío fue mejorar la genética. “Mi abuela empezó a comprar animales de cría de carne pero sin tener en cuenta las razas porque en ese momento era lo que había en el mercado. Después mi papá fue comprando toros puros controlados y ahora estamos comprando toros Angus puros de pedigree”, recuerda y acredita sus logros con orgullo al compartir que pasaron de tener un 64% de preñez a un 98% en solo 3 años. “Al principio mi papá no me dejaba implementar todos los cambios porque tenía miedo de que quisiera gastar mucha plata y lo fundiera. Cuando vio que de un año para el otro le dupliqué la cantidad de terneros, solo con sacar las vacas viejas sin dientes que eran improductivas, cambió de opinión”. Junto con la genética, este cambio fue posible “gracias a la alimentación, sanidad, buenas prácticas ganaderas y el bienestar animal”, asegura. También sumaron pasturas, verdeos, silos de maíz, producción de rollos de alfalfa propios, vacunaciones preventivas de los animales (además de las vacunas obligatorias del Senasa) y la implementación de buenas prácticas de bienestar animal.
Promotora del Bienestar Animal
Si hay algo con lo que Lara no negocia es con el bienestar animal. “Tratar bien a un ser vivo en el campo para mí es primordial, siempre pongo el ejemplo de que a los animales hay que tratarlos como a los hijos de uno. Debemos tratarlos bien, vacunarlos, tenerlos bien alimentados, no golpearlos. Hay que tener empatía con ellos porque que vivan bien o mal depende de nosotros”, asegura.
Consciente de que en muchos campos “todavía se sigue implementando un mal manejo de los animales, con golpes, gritos o perros para apurarlos”, promueve que los animales vivan bien durante su corta o larga vida en el campo, porque “no hay por qué tratarlos mal aunque vayan a faena”.
Como dice el refrán, el ejemplo empieza por casa. Es por eso que la propietaria de La Dorada comenzó el cambio en su propio campo. Admite que años atrás, “cuando una vaca no quería entrar a la manga se le pegaba y gritaba, estresándola; hasta que les dije a mis empleados que eso no lo iba a permitir más, les mostré cómo con paciencia, tiempo y buen trato el animal respondía mejor”. Así empezaron a trabajar utilizando banderas, con aplausos y poniendo la mitad de los animales en el corral para que tengan su espacio de fuga donde moverse. “Ahora entran solos a su ritmo, lo que es mucho más rápido que si se los amenazara. Si se lo apura, un animal se pueda caer y quebrarse, porque los otros lo pasan por encima. Cuanto más lento y tranquilo se trabaja con los animales, es un éxito asegurado”, afirma.
Cowtech, las tecnologías que miden la producción ganadera
Con un fuerte espíritu colaboracionista, Lara inventó el término Cowtech, en oposición a las Agtech, para referirse a las tecnologías que utilizan en su campo y comparte con sus seguidores para que puedan hacer más eficiente la ganadería. En su página web www.agrolarus.com.ar las describe una por una indicando sus características y beneficios. Algunas de ellas son: caravanas electrónicas que ayudan a tener trazabilidad en cada animal; monitor y barras de pesaje para guardar el peso de cada animal en su historial; bastón electrónico que ayuda a guardar la información y leer las caravanas electrónicas, sin cometer errores de tipeo o lectura de caravanas; brete galvanizado con paneles ciegos desarrollados por Temple Grandin con curvas y contracurvas para que el animal no se estrese al no ver qué ocurre más adelante ni a su alrededor; casilla de operar con distintas puertas que se abren según la necesidad del operador; varillas metálicas galvanizadas que se pueden poner y sacar en cualquier momento sin hacer tanto esfuerzo físico; y boyeros eléctricos que permiten mayor eficiencia del consumo del pasto.
También destaca el pesaje “que me permite tomar decisiones en el momento al detectar, por ejemplo, a una vaca que abortó, ésta va a pesar más que el resto por no convertir kilos de pasto en kilos de ternero, sino en kilos de carne propios, de esa manera la descartás al instante (previo tacto para asegurar la decisión) porque esa vaca no te sirve como madre”.
La tecnología, asegura, “te ayuda a tomar decisiones en el momento, a no equivocarte, tener bienestar animal, trazabilidad, eficiencia en el consumo, de conversión, a tener mayor porcentaje de preñez”.
Una agroinfluencer motivacional
Casi sin darse cuenta, la productora agropecuaria comenzó a compartir tímidamente en sus redes sociales las técnicas que aprendía de escuchar al consultor agropecuario Marcos Giménez Zapiola. Poco a poco comenzó a sumar seguidores, llegando a tener actualmente 18 mil en Instagram (@agrolarus) y más de 40 mil en total si suma X, tiktok, Facebook, youtube y linkedin.
Si bien el término agroinfluencer le hace gracia, afirma que quiere “influenciar bien en la gente para que tomen mi experiencia y la hagan propia. No quiero ser famosa ni tener millones de seguidores. Quiero que tomen mi ejemplo en lo que me fue bien, y contarles en lo que me fue mal para que puedan aprender de esas equivocaciones para allanarles el camino y que no se equivoquen, porque equivocarse cuesta caro en el campo”.
En su búsqueda de replicar lo que le funcionó con otros productores, también organiza jornadas técnicas en su campo, charlas en la sociedad Rural de Suipacha, en asociaciones como las de Angus o grupos CREA y también a grupos privados.
Parada en un presente que disfruta a pleno, Lara recuerda aquel temor inicial de su padre y comparte con satisfacción que hoy le dice: “Manejalo vos y hacé lo que quieras”. Con esa confianza, convirtió las tierras que heredó en un campo tecnológico, que no solo es el sustento de toda su familia sino que, además, es un ejemplo a seguir por otros productores.
Por Paola Papaleo
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