Agricultura Regenerativa

16/10/24

Entre fierros y algoritmos

Capacitación, conectividad y “repago” de inversión son algunos de los desafíos para impulsar la adopción de la última tecnología en maquinaria agrícola.

En el streaming de Aapresid “Levantando la Perdiz, los especialistas en maquinaria agrícola Eduardo Améndola (John Deere), Guillermo Marrón (INTA), y Ricardo Negri (Productor y Asesor) comentaron cómo la digitalización atraviesa al sector, y cómo usarla para eficientizar las etapas del proceso productivo.

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La revolución tecnológica del agro argentino

La aplicación de tecnología en el campo de la maquinaria agrícola está avanzando a pasos agigantados, pero ha llegado a un punto donde los «fierros» por sí solos están alcanzando su máximo potencial. Según Eduardo Améndola, de John Deere, el foco ahora está en la automatización de operaciones y el relevamiento y análisis de datos, atravesados por la inteligencia artificial.

La clave del avance no está en máquinas más grandes, sino en su capacidad para tomar decisiones en tiempo real y ajustarse automáticamente para maximizar la eficiencia operativa. “Por ejemplo, las cosechadoras ahora cuentan con cámaras y sensores que permiten calibrar su funcionamiento hasta 70 veces en un solo día, lo que mejora la productividad y reduce pérdidas” comenta Améndola. El reto es lograr que el productor saque provecho de las innovaciones disponibles.

Cambio de escala de trabajo

Con la ayuda de la tecnología, se puede controlar con precisión factores claves. Por ejemplo, en la siembra, evitando la superposición y ajustando la profundidad de las semillas, se logran mejores rendimientos con menores gastos.

De esta manera, la tecnología agrícola ha cambiado no solo las herramientas, sino también la manera en que se gestiona la producción. Ricardo Negri, productor y asesor, comenta que “cuando empecé a trabajar entré pensando que sembraba 600 ha y hoy el desafío es pensar que gestionamos 42 millones de plantas de maíz”. Caviar ese chip permite grandes ahorros, ya que en lotes de la Cuenca del Salado, llegaron a ver hasta 15% de superposición en corte por secciones en sembradoras.

Sin embargo, aclara que además de medir, es importante usar la información como herramienta para decidir: “el costo de medir es caro en términos de plata y sobre todo en términos de relaciones. Si a los operarios les pido que busquen datos de campo pero después no los voy a usar, los hago trabajar de gusto”.

¿Por qué no hay una adopción masiva de estas tecnologías?

Aunque la tecnología está disponible, su implementación enfrenta barreras. Guillermo Marrón resalta que la capacitación es esencial para aprovechar las ventajas: “Poder llegar al operario es fundamental. Él es el que define si la mete al ángulo o la patea afuera”. 

A estos desafíos se suman problemas estructurales como la falta de conectividad y las limitaciones impuestas por la enorme carga tributaria del sector. Marrón menciona que los costos operativos y de mantenimiento siguen siendo elevados, dificultando el retorno de la inversión: “en algunos casos, la relación costo beneficio no es rentable por el contexto. ¿Qué pasa cuando el satélite no te manda señal? hay que parar todo porque es más barato”.

A pesar de que el parque de maquinarias en muchas zonas del país puede parecer desactualizado, la tecnología que ya está disponible podría ofrecer beneficios inmediatos. Sin embargo, como resumió Negri, «muchas veces pagamos los costos, pero no obtenemos los beneficios«.

Sin dudas, el gran avance tecnológico implementado en la maquinaria agrícola asegura una mayor eficiencia. La clave para aprovechar su potencial estará en integrar la tecnología dentro de un paquete que incluya capacitación, infraestructura y políticas adecuadas.

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