La vitivinicultura argentina se hace más sostenible

La vitivinicultura argentina se hace más sostenible

La cámara empresaria del vino, Bodegas de Argentina, digitalizará la gestión ambiental de las bodegas y viñedos de todo el país, lo que permitirá alinear al sector con las demandas ambientales de los mercados globales.

La sostenibilidad, entendida como el equilibrio entre el desarrollo económico, el cuidado del ambiente y el bienestar social que permita satisfacer las necesidades del presente sin comprometer a las generaciones futuras, es un concepto cada vez más arraigado en los distintos sectores productivos y el vitivinícola no es la excepción. Desde Bodegas de Argentina, la cámara empresaria del vino, hace 14 años que trabajan con un Protocolo de Sustentabilidad que este año está lanzando su Versión 4.0, el cual cuenta con el agregado de digitalizar toda la información de las certificaciones de fincas y bodegas.

Al digitalizar los datos, “estamos dando un salto de valor agregado a todo el proceso, porque a través de esa información vamos obteniendo indicadores de la sustentabilidad vitivinícola argentina. Esto nos permite evaluar cómo está la sustentabilidad del sector, hacer un seguimiento y emitir reportes sobre el nivel y grado de cumplimiento del protocolo. Por otro lado le facilita a la bodega, en la futura re certificación o para las certificaciones de otras normas de calidad, que la auditoría internacional pueda consultar la documentación directamente desde la plataforma, lo que reduce la huella de carbono y permite tener con mayor celeridad el proceso de certificación”, explica Walter Pavón, Gerente de Relaciones Institucionales de Bodegas de Argentina, que nuclea a 250 bodegas y proveedores a lo largo de las 19 provincias vitivinícolas del país.

El protocolo fue elaborado de manera integrada y colegiada, incluso se trabajó en colaboración con la Universidad Nacional de Cuyo y el INTI. Está avalado, además, internacionalmente por Naciones Unidas y los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) y “en esta cuarta versión tuvo injerencia la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que nos ha hecho aportes para incorporar cuestiones que tienen que ver con el cumplimiento de normas referentes a las personas”, dice Pavón. 

Este documento tiene diferentes capítulos y los temas que abarca son: vitivinicultura, manejo de suelos, de viñedos, de riego, fitosanitarios, calidad de vino, manejo y conservación del agroecosistema, uso eficiente de la energía, conservación y calidad en bodega, gestión de materiales y de residuos sólidos, las compras con preferencia ambiental, capital humano, vecinos y comunidad, y calidad del aire, entre otros.

5 beneficios de una vitivinicultura sostenible

La sostenibilidad se está transformando cada vez más tanto en una barrera como en una oportunidad comercial, debido a que los mercados actuales exigen su cumplimiento en los distintos procesos de producción. Es por ello que Pavón afirma que con el Protocolo, contribuyen con “la sostenibilidad económica del negocio vitivinícola porque al ser más conscientes del impacto en el ambiente y en la comunidad, eso hace a la industria más competitiva para abrirse a mercados internacionales, lo que genera una mejor imagen al país y al sector”.

En este sentido, al aplicar la herramienta de digitalización, las bodegas y su cadena de suministro podrán:

-Potenciar la sustentabilidad vitivinícola argentina y su posicionamiento en el mundo.

-Facilitar la adecuación de las bodegas a los requisitos internacionales incorporando el Protocolo de Sustentabilidad.

-Poner a disposición la medición del impacto ambiental (huella de carbono, huella hídrica, eventos, cadena de suministro, análisis de ciclo de vida, entre otros) en línea con requisitos ya exigidos en mercados internacionales.

-Lograr una ventaja competitiva para la industria vitivinícola frente a otros países en el mercado internacional.

-Tener un  monitoreo permanente de la sustentabilidad vitivinícola argentina con información dinámica y actualizada.

Actualmente, ya son alrededor de 80 bodegas y más de 300 locaciones, incluyendo las fincas, las que están implementando el Protocolo. Su cumplimiento es auditado por certificadoras internacionales como Boreau Veritas, VNV, Ecocert argentina, IRAM, Letis, Organización Internacional Agropecuaria, SGS Argentina y Shufer Argentina. 

Además, cuentan con un programa denominado Cadena de Valor, en el que las bodegas “trabajan con los proveedores de corchos, botellas, barricas, viveros, insumos enológicos, de logística, acercándoles la información y capacitándolos sobre cómo pueden llevar adelante la certificación de sostenibilidad”, comenta el Gerente de Bodegas Argentinas. 

Un mercado con futuro 

Desde Bodegas de Argentina se plantean el desafío de mostrar a la vitivinicultura como una actividad ícono en la Argentina y el mundo”. Es por ello que consideran que digitalizar la información del Protocolo de sustentabilidad coloca al sector “en un nivel de poder competir con cualquier jugador internacional vitivinícola”.

Actualmente, el mercado está formado por 17 mil productores en todo el país, con 219 mil hectáreas plantadas de viñedos. Existen unas 880 bodegas activas, de las cuales 600 elaboran y comercializan vino a granel, embotellado o fraccionado con marca propia. 

Argentina es el 5º país productor de vino y se ubica en el puesto 8vo como país exportador, llevando la singularidad de esta bebida emblemática a más de 130 países del mundo. 

En este sentido, el integrante de la Cámara que representa con sus socios al 90% del negocio de las exportaciones vitivinícolas y el 75% del mercado interno, no duda en considerar queel ser una industria sustentable nos posiciona en un mejor lugar para poder competir a futuro en los diferentes mercados. Los requerimientos de normas de calidad, de comercio y ahora de sustentabilidad son cada vez más profundos”. Así, destacando el trabajo que están realizando a conciencia todos los actores de la cadena vitivinícola, Pavón reconoce que el objetivo de Bodegas de Argentina es “llegar a una vitivinicultura 100% sostenible, algo que si bien saben que llevará algunos años lograrlo, no lo consideran imposible de cumplir.

Por Paola Papaleo 

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