Día de la Flor Nacional del Ceibo
El 22 de noviembre es el Día de la Flor Nacional argentina, la del ceibo. ¿Cuáles son las características de este árbol? ¿Para qué se utilizan sus flores y su madera? ¿Cuál es la leyenda que lo caracteriza?
A orillas del Río Paraná, donde ahora miles de ceibos florecen cada año, cuenta la leyenda que vivía Anahí, una india de la tribu guaraní. Quienes la conocieron contaban que le gustaba cantar y toda la tribu disfrutaba de escucharla honrar a la tierra y a sus dioses con su voz.
La paz en la que vivían se vio quebrada con la llegada de los invasores blancos, que, tras arrasar con el caserío que era hogar de Anahí, la llevaron cautiva junto a otros indios. Allí, atrapada, no quería dormir buscando la oportunidad de escapar, hasta que una noche, la encontró: su centinela se quedó dormido y ella aprovechó la oportunidad. Estuvo a punto de lograrlo, de recuperar la libertad, pero el centinela despertó y la vio.
Anahí atacó al hombre hundiendo un puñal en su pecho y corrió hacia la selva sin mirar atrás. El hombre, que no murió en el acto y gritaba de dolor, alertó a otros españoles que salieron en busca de la india. La persiguieron y la encontraron. Anahí fue capturada otra vez, ahora con la sentencia de morir en la hoguera.
Cuentan que la joven luchó con fuerzas, pero la ataron a un árbol, pusieron leña a su alrededor y prendieron el fuego. “Parecía que el fuego no quería alargar sus llamas hacia ella”, repetían al contar la historia… Anahí permaneció en silencio ante la llegada de las llamas a su piel y, con la cabeza inclinada hacia un costado, esperó lo que quizás, ya sabía que ocurriría.
A la mañana siguiente, cuando los soldados llegaron al lugar, vieron el milagro: un gran árbol, de ramas y hojas verdes y flores rojas de una belleza única había aparecido donde estaba Anahí. Era un ceibo. Repiten que, en ese rojo intenso y aterciopelado de las flores, están la valentía, la fuerza y la pasión de Anahí, aquella doncella guaraní.
Esta es la leyenda que acompaña al ceibo, el árbol cuya flor fue declarada Flor Nacional Argentina el 22 de diciembre de 1942. Anteriormente, la flor nacional era la magnolia, pero se decidió reemplazarla porque era una especie exótica.
La flor del ceibo, por el contrario, es autóctona de Argentina y su árbol se encuentra distribuido en extensas zonas del país, es mencionada en leyendas, canciones y poema y el color de sus bellas flores es el mismo que aparece en el escudo nacional. El ceibo, además, se encuentra en muchas escuelas e instituciones argentinas “al pie del mástil” que sostiene a nuestra bandera.
El árbol y sus características
El ceibo, es también llamado seibo, bucaré o gallito, y su nombre científico es Erythrina crista-galli, que, en su origen griego, “erythros” significa rojo, y “crista-galli” en latín significa cresta del gallo.
Es un árbol originario de América del Sur que se encuentra en la zona del Litoral en Argentina, en casi todo Uruguay, donde también es la Flor Nacional; en el centro y sur de Brasil, y en el este de Bolivia y en Paraguay.
Crece a orillas y en zonas cercanas a ríos, lagos y en bajos inundables, encontrándose especialmente en la ribera del río Paraná y del Río de la Plata.
Es un árbol de tamaño mediano, que habitualmente tiene entre 5 y 8 metros de altura, pero que puede alcanzar, raramente, los 20 metros. Su tallo, de más de 50 cm de diámetro, tiene una corteza gruesa, con surcos rugosos e irregulares, de un color pardo grisáceo.
Sus ramas de un verde vivo e intenso tienen espinas, y le dan vida en primavera y verano, a cientos de flores rojas; estas flores, crecen en racimos de múltiples pétalos. Tras la floración y para atravesar el invierno, estos gajos se secan al igual que sus hojas.
Sus particulares flores rojas, se utilizan para teñir lana y telas de manera natural, y antiguamente, eran agregadas por los Jesuitas a ensaladas saludables que preparaban y comían.
La madera, porosa y ligera, se utiliza para obtener pulpa de celulosa, para fabricar muebles, aparatos ortopédicos y canoas, e incluso algunos instrumentos musicales, especialmente de percusión, como el bombo legüero.
El ceibo, que de manera silvestre vive en suelos saturados de agua o en cercanías a ríos, se extiendo gracias a esa agua que es la que transporta sus semillas. Esas semillas, son una legumbre pequeña, seca y de color marrón oscuro, que crece dentro de una vaina que acoge a entre 1 y 5 semillas. Cuando esas semillas son transportadas por el agua y germinan, crecen y hay una gran cantidad de ceibos en una región, ese bosque es conocido como “ceibal”.
En el Litoral, donde el Ceibo encuentra su hogar, se encuentran variedades de ceibos que tienen flores rosadas, amarillas y anaranjadas. Aquel fuego que envolvió a Anahí, se encuentra en todos sus tonos entre sus flores…
Por Natalí Ruatta Contigiani
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