Lluvias en Junín: un alivio para los cultivos, pero con desafíos por delante
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Las recientes precipitaciones en la región de Junín han brindado un respiro a los productores agropecuarios tras una campaña marcada por la sequía. Aunque las lluvias mejoraron notablemente el estado de los cultivos de maíz y soja, los especialistas advierten que el impacto no es uniforme y persisten desafíos en el manejo de los lotes. Mientras los maíces tardíos y las sojas de segunda se ven favorecidos, los cultivos tempranos luchan por recuperarse.
Las precipitaciones registradas en la región de Junín durante las últimas semanas trajeron alivio a los productores agropecuarios, que venían atravesando una campaña marcada por la falta de agua. El impacto de estas lluvias, que arrancaron a fin de enero y se generalizaron en los primeros días de febrero, ha sido muy bueno en todos los casos.
Las lluvias, que comenzaron a fines de enero y se intensificaron en los primeros días de febrero, han tenido un impacto positivo en los cultivos, aunque con matices según la zona y el tipo de cultivo.
Según los especialistas, las lluvias acumularon entre 100 y 150 milímetros, dependiendo de la zona.
Para Bernardo Rosenthal, presidente de la Asociación de Ingenieros Agrónomos de Junín (AIAJ), las lluvias llegaron en un momento clave para los cultivos de maíz. “Se revirtió mucho el estado de los cultivos, la verdad que fue muy bueno», afirmó. No obstante, advirtió que los lotes con maíz temprano, que venían más exigidos, no han logrado recuperar su potencial por completo, pero sin dudas mejoraron su condición.
Los lotes de maíz más complicados “son los sembrados en el medio, entre una fecha temprana, los de octubre, que tomaron en periodo crítico, el de la floración que les agarró el estrés hídrico que tuvimos. A los maíces tardíos le vino muy bien la lluvia, ya que están en pleno inicio de llenado de grano”, dijo el presidente de la AIAJ.
“Los maíces sembrados a principio de diciembre o fin de noviembre, se encontraban en floración cuando llegaron las lluvias, por lo que esos cultivos llegaron bastante justo con la floración. Estresados en un momento de floración, hay que ver cómo van a responder”, dice el ingeniero agrónomo, Hernán Rivero.
En tanto los maíces tardíos o de segunda sembrados después del 10 de diciembre fueron los más favorecidos por el agua. “Aquellos que estaban sembrados del 10 de diciembre para adelante en condiciones buenas tienen una diferencia sustancial con los sembrados con los sembrados antes del primero de diciembre. Esos cultivos en buenos ambientes van a, creo que les llegó el agua en el momento y va a haber muy buenos cultivos”, explicó el ingeniero Rivero.
En cuanto a rendimiento Rivero comentó que los maíces de primera fecha de siembra van a estar dependiendo “cuanto los castigó la seca, pero se van a encontrar entre 60 y 80 quintales los mejores. Aunque los maíces de fecha de siembra temprana, que sufrieron mucho la falta de agua, tendrán un rendimiento que no va a llegar a los 60 quintales”.
“La mejoría ha si notable en todos los casos”
En cuanto a la soja, las lluvias también han tenido un impacto positivo, aunque con diferencias entre los cultivos de primera y segunda. Gustavo Franco, otro ingeniero agrónomo de la región, señaló que las sojas de primera, que se encuentran en pleno llenado de grano (etapa R5), mejoraron notablemente su estado. Sin embargo, estima que los rendimientos podrían verse afectados en un 10% debido a la sequía previa. Por su parte, las sojas de segunda, que están en formación de vainas (etapa R3), muestran un mejor estado que en campañas anteriores, con expectativas de rendimiento entre 2.500 y 3.000 kilos por hectárea.
En relación a las lluvias y su impacto en la región el ingeniero agrónomo Gustavo Franco expresó que “por lo menos 50 o 60 kilómetros a la redonda de Junín la mejoría ha sido notable en todos los casos. Aunque el arrastre de la sequía no es lo mismo en la zona norte de Junín que en la zona sur u otras zonas”, dijo Franco.
“Ha sido impresionante el cambio en los cultivos, sobre todo en las sojas de primera y las sojas de segunda. El impacto de las últimas lluvias fue espectacular, el cambio fue grandísimo. En 72 horas los cultivos habían cambiado y eso tuvo que ver con que la primera lluvia fue de una muy buena cantidad de milímetros, de alrededor de 90-100 milímetros en la mayoría de las zonas”, resalta Hernán Rivero, ingeniero agrónomo también integrante de la AIAJ.
Respecto a la soja, Rosenthal indicó que «la de primera mejoró mucho, se recuperaron bien, si bien en la merma de rinde está, hay una gran parte de chauchas que no se formó”.
En esa misma línea Rivero comentó en cuento a rindes para la soja de primera puede esperarse en alrededor de los 35 quintales en un promedio general. “Los lotes con peores situaciones o las fechas siembras más tempranas de octubre pueden estar abajo de 35 quintales y después los planteos más conservadores, de fecha siembra un poquito más tarde, más defensivo, podemos llegar a tener entre 35 y 45 quintales”, explicó.
En relación a los cultivos de soja de segunda que habían tenido problemas de implantación por falta de agua, que se sembraron con la humedad justa, o con algún inconveniente por poca humedad en el perfil, se perdieron, resalta Rivero. Sin embargo, “hoy se pueden ver sojas de segunda en las partes más bajas que se han recuperado y respondido muy bien a la lluvia, pero donde había quedado raleado el cultivo, la lluvia no tuvo ninguna importancia”, explicó Hernán Rivero.
Para Gustavo Franco las precipitaciones “mejoraron el estado de la soja de primera que está en R5, es decir en pleno llenado, el comienzo del periodo crítico. Con estas altas temperaturas mejora el llenado con humedad. La soja de segunda también mejoró el estado”, dijo.
Un panorama esperanzador, pero con desafíos
En líneas generales, los ingenieros agrónomos coinciden en que las lluvias fueron un factor positivo para la actual campaña. Sin embargo, también advierten sobre la necesidad de seguir monitoreando los cultivos para evitar problemas sanitarios y de malezas, además de considerar el impacto económico general que sigue condicionando al sector.
A medida que avancen las semanas, los productores deberán ajustar sus estrategias para aprovechar al máximo el agua disponible. La campaña sigue en marcha y el clima, como siempre, jugará un papel clave en el desenlace de la cosecha.
Por Diego Abdo
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