En tierras platenses, Japón echó raíces y florece el «Bon Odori»
En Colonia Urquiza dan la bienvenida a las almas de los ancestros con una fiesta milenaria.
A pocos minutos del centro de la ciudad de La Plata, en las proximidades de la localidad de Melchor Romero, hay un pequeño Japón. Los primeros inmigrantes llegaron a Colonia Urquiza hacia la década de 1960 y todavía algunos de ellos permanecen allí.
El barrio en el que viven unas 200 familias de origen japonés está ubicado dentro del radio demarcado por la calle 178 a Ruta Provincial Nº 36 y desde la calle 513 hasta la calle 448, y tiene una superficie de 724 hectáreas. Si bien originalmente se promovió la llegada de agricultores, a medida que fue pasando el tiempo tomó fuerza la floricultura.
En 1969 se fundó la primera Escuela Japonesa Nihongo Gakko y el establecimiento actual se inauguró más de 20 años después, en la década del noventa, y tiene un rol central en la organización del Bon Odori.
El “Bon Odori” es un Matsuri (fiesta tradicional) de origen budista que se remonta a la Era Heian (794-1186dc). En sus orígenes la fecha exacta se calculaba con el calendario lunar, pero con la adaptación al método gregoriano (solar), comenzó a vincularse con el verano, por eso el evento se realiza en el mes de febrero.
Su nombre “Bon” u “Obon” es una referencia al día del respeto por los difuntos y los antepasados. Se trata de una concepción ligada al budismo, sintoísmo y al confucionismo. Durante el periodo Muromachi (1392-1568 d.C.) se introdujo el Odori, es decir, un baile alegre en torno a una torre (yagura) con tambores (taikos).
La fiesta no es solo para recordar con alegría, sino que también es para brindarle la bienvenida a las almas de los antepasados. Según la creencia, en este día, la barrera entre el mundo de los vivos y los muertos es más delgada facilitando la visita. Este es el punto más álgido cuando, mediante un show de fuegos artificiales (hanabi), se busca mostrarles a los espíritus el camino de retorno.
El festival se originó como un día familiar de esparcimiento y celebración que la comunidad decidió abrir al público general. Desde entonces, el encuentro no paró de crecer hasta convertirse en uno de los festejos más grandes fuera de Japón.
Melina Mena, del Ente Municipal para la Actividad Turística (EMATUR) de La Plata nos cuenta que «la fiesta representa la unión social, la inclusión y la hermandad de culturas, la zona de Colonia Urquiza ha crecido mucho en los últimos años, y la puesta en valor ha permitido que sea accesible llegar al lugar del evento. Este evento, y el de la celebración del año nuevo chino (marzo) representan la cultura oriental en la ciudad, siendo muy aceptados porque ambos permiten conocer las creencias, costumbres y la gastronomía».
Un viaje al pasado milenario de una generación que sigue sembrando sus costumbres en tierras lejanas y regando las raíces donde crecerán los nuevos nikkei (el término designa a todos los emigrantes japoneses y sus descendientes).
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