Lo que pasa en el campo
25/02/23
La sequía golpea fuerte a la Ganadería y se estiman pérdidas millonarias
La falta de lluvias durante 2022 condicionó sensiblemente a la ganadería de la provincia de Corrientes, con un menor porcentaje de preñez, condiciones forrajeras muy bajas, terneros más livianos e incluso mortandad de hacienda en los campos. Desde el sector, estiman que el impacto en la actividad dejará un déficit de más de $28 mil millones.
El sector ganadero de Corrientes atraviesa una de las peores sequías recordadas por los productores de la provincia, donde la falta de lluvias del año pasado afectó sensiblemente los índices productivos de los establecimientos de cría. Con una situación forrajera crítica, que se acentuó durante la primavera y dejó en muy mala condición corporal a los vientres en producción, desde el seno de la ganadería correntina prevén que será un año de millonarias pérdidas, hasta ahora calculadas en $28 mil millones.
Provincia de cría por excelencia, Corrientes cuenta con una gran tradición ganadera y siempre se caracterizó por su producción de terneros. En los últimos años, con la incorporación de genética -principalmente Braford y Brangus- y tecnologías de manejo aplicadas a los rodeos, la hacienda correntina se muestra con gran calidad y uniformidad.
Sin embargo, tres años de sequía que arrancaron en 2020 están pasando factura a la ganadería y la situación de los campos es muy mala. La primavera 2022 y el inicio de 2023 mostraron una postal que hace varios años no se veía en Corrientes: campos amarillos o directamente sin pasto, hacienda con una condición corporal paupérrima, e incluso muchos establecimientos que llegaron a registrar pérdidas por mortandad de animales.
En este contexto, las lluvias aún no llegan y se teme que no lo hagan a tiempo para recuperar los campos con la mirada puesta en el invierno, la época crítica del año para el ganadero.
Justamente el invierno y la primavera de 2022 comenzaron a mostrar los verdaderos daños de la sequía. Durante esos meses prácticamente no se registraron lluvias y esta situación generó una muy baja disponibilidad de forraje en la época de servicios, condicionando el estado corporal de las madres, muchas con terneros al pie.
Habitualmente, la época de servicios en Corrientes va desde octubre a enero, y este lapso fue el de peor registro de precipitaciones en la provincia. La falta de forraje en una provincia que prácticamente basa su producción ganadera en los pastos naturales, ocasionó una muy baja condición corporal en los vientres productivos y no permitió lograr las preñeces buscadas, incluso en establecimientos ganaderos que aplican tecnologías de punta.
Desde el año pasado, la recomendación desde organismos técnicos y de muchos asesores privados fue, en principio, desprenderse de algunas categorías de hacienda que no son productivas, para aliviar la carga de estos campos, en medio de una situación forrajera que desde la EEA del INTA Corrientes señalaron como muy baja. Según relevamientos mediante imágenes satelitales, en Corrientes, los campos cuentan con un 40% de pasto comparados con un año normal.
Sin embargo, en Corrientes se da una tendencia contraria a la recomendación de bajar la carga. Desde hace tres años, y en medio de un déficit hídrico que viene de arrastre, los datos oficiales marcan que el stock ganadero de la provincia viene creciendo, y estas altas cargas acentúan la falta de alimento para la hacienda.
“La carga de los campos de Corrientes sigue muy alta; el año pasado, después de los incendios, le recomendamos a los productores que vendan las categorías que no son productivas para priorizar los vientres, pero vemos que los datos de la vacunación antiaftosa muestran que el stock continúa creciendo”, explicó Eduardo Ortíz, titular de la Dirección de Producción Animal de la provincia.
Además de la recomendación de vender las categorías “improductivas”, el resguardo de estas vacas en producción también pasó por destetar a los terneros que nacieron en el otoño del año pasado, para aliviar los requerimientos. Una de las tecnologías aplicadas para esto es el destete precoz.
Si bien en muchos campos decidieron aplicar este manejo, los productores se encontraron con otro escollo: el precio del maíz, un insumo que Corrientes no produce -en mayor parte llega desde Chaco y Santiago del Estero- y que en el último año se encareció casi el doble. “Un equipo de maíz puesto en el campo te sale $60.000 la tonelada, cuando el año pasado costaba la mitad”, comentó un productor ganadero que tiene su establecimiento en la zona de San Cosme.
Preñeces
La postal de la hacienda de los campos correntinos es de una condición corporal muy baja, y desde distintos sectores advierten que es muy probable que esas vacas no se hayan preñado en la época de servicios, que finalizó en enero. “Algunos productores decidieron dejar los toros un tiempo más porque están viendo que las vacas no entran en celo y no se van a preñar”, comentó Ignacio Martínez Álvarez, productor ganadero en Curuzú Cuatiá y Tabay.
Martínez Álvarez explicó que habitualmente los tactos para el diagnóstico de preñez se suelen realizar entre fines de febrero y mediados de marzo, aunque algunos productores se están adelantando a esa tarea debido a que temen un índice muy bajo de preñeces logradas. “En nuestro caso, vamos a hacer tacto a fines de febrero, pero por lo que vemos en el campo, no vamos a andar muy bien”, comentó.
La preocupación común en este verano para la ganadería correntina es no lograr preñar las vacas, lo cual generaría un faltante de terneros en la zafra 2024.
Mortandad
En muchos campos, sobre todo en el Sur de la provincia, productores registraron mortandad de hacienda, producto de la baja condición corporal de los animales, pero también de la falta de pasto y agua, tanto en las lagunas o esteros naturales, como en las represas o tajamares. Incluso las napas subterráneas bajaron, obligando a los productores a realizar nuevas perforaciones o profundizar las existentes para llegar con los sistemas de bombeo que utilizan para llenar los bebederos.
“Las aguadas se transformaron en una trampa para la hacienda: los animales ingresan a tomar agua y se quedan empantanados en el barro, por su baja condición corporal no pueden salir y mueren ahí”, comentó Eduardo Ortíz, director de Producción Animal de la provincia.
Si bien no hay una estimación de la cantidad o porcentaje de cabezas muertas por esta situación, son muchos los campos -sobre todo en el Sur de la provincia- que alertaron casos de mortandad.
Pérdidas millonarias
Como principal cadena productiva de Corrientes, la ganadería es pilar fundamental para la economía provincial. Y las consecuencias de la sequía en este sector vienen repercutiendo en muchas localidades que dependen fuertemente del campo.
A mediados de febrero, desde la Asociación de Sociedades Rurales de Corrientes mostraron un informe en el cual reflejaron la crítica situación del sector ganadero. Bajas preñeces, terneros más livianos vendidos en esta zafra, e imposibilidad de recriar y alimentar a la hacienda, son algunos de los puntos atenuantes del informe.
En una estimación preliminar de pérdidas, desde la entidad que nuclea a las sociedades rurales de Corrientes señalaron que “considerando la superficie ganadera provincial, su stock de hacienda, la producción media de carne por hectárea, el precio promedio de la hacienda y proyectando pérdidas en el orden del 15% en la producción de carne, más un posible incremento del promedio de la mortandad general habitual en un 50%, podemos estimar una pérdida superior a los $28 mil millones”.
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