Amor inquebrantable por el campo y una pasión asegurada

Amor inquebrantable por el campo y una pasión asegurada

Cindy, una apasionada del campo y los animales, nos comparte su historia en la cabaña La Alianza, un viaje que comenzó hace seis años y que estuvo marcado por su amor por el Angus y su compromiso con el trabajo.

Hace seis años, Cindy Marlene Giménez (28) y su esposo Julio Amado Palacios (36) tomaron una decisión que cambiaría sus vidas. Provenientes de un pequeño pueblo en Córdoba, comenzaron su camino en un campo de hacienda en esa provincia y luego, por recomendación de un amigo, se mudaron a la localidad de Ranchos, provincia de Buenos Aires, para trabajar en la cabaña La Alianza. Esta elección marcó el inicio de una aventura que los llevó a vivir y respirar el campo día a día: «Ahí arrancamos y desde entonces no paramos hasta el día de hoy».

Cindy y su esposo se conocieron hace once años mientras trabajaban en diferentes campos, él en la estancia Monteagudo en Formosa y ella en el campo de sus abuelos. Actualmente tienen un hijo, Lautaro, de 1 año y ocho meses. A pesar de no haber tenido experiencia previa en el campo, Cindy se convirtió en una experta a lo largo de los años, aprendiendo de su esposo y de sus colegas en la cabaña.

Su día a día en La Alianza es un constante trabajo y cuidado de los animales. Desde el amanecer, se ocupan de alimentarlos, bañarlos, sopletearlos, secarlos y asegurarse de que estén saludables. También vigilan los nacimientos y «nos aseguramos de que los terneros recién nacidos estén bien alimentados, sobre todo cuando las vacas tienen problemas con sus ubres». Cindy confiesa que no sabía nada de campo al principio, pero su pasión y dedicación la llevaron a aprender y a contribuir activamente en su trabajo.

Una de las cosas que más disfruta es la emoción de competir en exposiciones ganaderas. Ganar premios en estas competencias es un logro que la llena de orgullo: «Estoy muy enamorada de mi trabajo, me encanta».

La cabaña La Alianza se convirtió en su segundo hogar, no imagina su vida sin el campo y los animales. Su amor por el Angus es palpable, y considera que «esta raza es especial», marcando una diferencia en el mundo de la ganadería.

A pesar de las dificultades que surgen, como la pérdida de un ternero el año pasado, Cindy sigue adelante con su pasión y amor por su trabajo. Su esposo y colegas la respaldan, y juntos lograron el reconocimiento en exposiciones nacionales e internacionales.

Tal es el caso de la última Exposición Angus de Primavera que tuvo lugar en septiembre pasado, en Olavarría, donde ganaron en la categoría Ternera Reservada; y el pasado viernes, en el Circuito Angus Bonaerense, desarrollado en Brandsen, en donde ganaron Gran Campeona Hembra con vaquillona con cría.

Cindy no solo encontró su vocación en el campo, sino que también aprendió a combinar la maternidad con su trabajo, contando con el apoyo de su esposo y su familia. Y espera, más a modo de deseo que de imposición, que su hijo, Lautaro, siga sus pasos en el mundo de la ganadería: «Creo que Lauti va a ser un cabañero más porque empezó de chiquito», dice y sonríe.

Cuando le pregunto sobre su futuro, ella imagina seguir trabajando en La Alianza, acompañada de su familia y mejorando la genética de sus animales.

Cindy es una mujer trabajadora, serena y genuina. Sabe desde hace tiempo que esto es lo de ella, y por ese camino va, con dificultades, con éxitos, pero con el amor ganadero intacto que la empuja a seguir y que inspira a todos a su alrededor.

Por Antonela Schiantarelli

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