Cambio de radicación laboral ¿Cuándo es el momento ideal?
Federico Lyford-Pike, director de Capital Humano Agro, nos cuenta en esta nota cuál es la ventana ideal de edad para hacer un cambio de radicación por motivos laborales.
Ya hemos comentado todas las nuevas oportunidades que están surgiendo en importantes empresas del interior de Argentina. Estas compañías ya son grandes empresas que desarrollan sus Unidades de Negocios (UN) de acopios de granos, venta de insumos, comercialización de ganados, producción a campo (granos y especialidades), etc. La tendencia es que en el “upstream” vayan formando unidades de agroindustrias que, por ejemplo, procesen los granos en alimentos balanceados, en aceites y harinas, multiplicación y clasificación de semillas, criaderos de cerdos, feedlots, etc., y todas estas UN con altísimos niveles de tecnología, incorporación de personal y eficiencias operativas.
En los últimos 4 años, estas empresas han requerido posiciones Gerenciales en varios niveles: Gerentes de Unidades de negocios, Gerentes de Administración y Finanzas, Gerentes de Sistemas, Gerentes de Producción, entre otras, y en el máximo nivel, Gerentes Generales.
Todas estas posiciones requieren que la persona a incorporar se radique con su familia -en caso de tenerla- en la localidad donde se encuentra la empresa.
En Argentina, nuestra experiencia nos indica que la “ventana” de edad y de ciclo de la familia para hacer estos cambios suele ser muy acotada: oscila por lo general entre los 35 y 40/42 años.
Poniendo como ejemplo que sea un hombre que se vaya a incorporar, tenemos 2 aspectos a considerar que pueden tener cierto nivel de “contrapeso”:
-Esposa. Si está desarrollando una carrera profesional o laboral interesante, ya sea en relación de dependencia, como profesional independiente o como emprendedora/empresaria, no será fácil tomar la decisión de dejar esa ocupación que, muy probablemente le haya llevado 5/10 años de desarrollo y esfuerzo y además, habiendo tenido en esta etapa sus 2 o 3 hijos, con todo el enorme compromiso y sacrificio que implica la etapa de la maternidad conjugada con la vida laboral.
Tener que dejar todo eso por un cambio de radicación, es una difícil elección, una dilema que se plantea. Como todo dilema, no hay un punto medio: o se va en una dirección o se va en otra.
-Hijos. Si los hijos tienen entre 4 y 10/12 años, todavía un cambio de radicación es manejable.
Con hijos adolescentes, mayores de 12/14 años, ya el cambio se configura más complejo de llevar adelante, porque los chicos van a opinar, pueden sentir que van a sufrir con el cambio y el desarraigo. Un candidato, cuyo hijo mayor tenía 14 años y ya jugaba al fútbol en la divisiones inferiores del club de la ciudad, me llegó a decir: “mi hijo se niega a hacer el cambio. Y si llego a forzar la situación, en breve plazo tendré que contratar a un psicólogo para que lo atienda”. Por lo tanto, desistió de la propuesta.
Hoy hay muchas opciones de trabajo híbrido y aún así hay posiciones que requieren la presencialidad al 100%. Y en estos casos es donde, tener en cuenta las consideraciones arriba expuestas, hacen la diferencia en el éxito para cubrir un rol laboral.
Federico Lyford-Pike – Director de Capital Humano Agro
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