“El cambio climático nos obliga a pensar un modelo de mayor integración”
Hablamos en profundidad con Fabiana Menna, Antropóloga especialista en Género y Cambio Climático, para conocer su gran trabajo y experiencia en zonas rurales e indígenas. Una mujer de naturaleza aguerrida que no pasa desapercibida en el mundo.
Fabiana (48) nació en Italia y vivió su infancia y adolescencia entre Argelia y Somalia, en África, ya que su padre -Ingeniero- trabajaba para empresas de petróleo, plantas nucleares y desarrollaba tareas en el área de cooperación internacional; labores que lo llevaron a él y a su familia para esos lados.
Allí se gestó en ella la idea de dedicarse a la Antropología: “Me crié en contextos multiculturales y tuve la necesidad de poder entender mejor el diálogo entre culturas y los procesos de desarrollo local”. Así que estudió y se recibió en la Universidad Americana de Roma, y luego desarrolló su tesis aquí en Argentina, país que ya conocía porque en 1995 su madre vino a trabajar a la Escuela Italiana de Buenos Aires. Pocos años después, en el 2000, le ofrecieron realizar una pasantía en Formosa, desafío que aceptó y por el que aún sigue viviendo en esa provincia. Además, realizó una Maestría en Políticas Públicas y Género en FLACSO.
“Me especialicé en Género porque cuando hice mi pasantía en el proyecto de la Unión Europea, me tocó justamente eso. Mi rol era en el equipo social, mediando en todas las áreas que tenía el programa, que era un programa integral y que abordaba a todos los sectores”, explica Fabiana. Fue en ese momento en el que comenzó a trabajar específicamente con mujeres y para el 2002 creó, junto a otras personas, la fundación en la que hoy es Presidenta: Fundación Gran Chaco.
Allí realizan trabajos en territorio, llevando adelante proyectos en diferentes comunidades rurales. Algunas de estas iniciativas tienen como objetivo fortalecer los liderazgos locales; visibilizar el potencial productivo y de innovación de las organizaciones y asociaciones de mujeres indígenas y criollas; facilitar modelos de negocios que promuevan un desarrollo sustentable y desarrollar nuevas herramientas digitales específicas que den respuesta a las problemáticas de cada comunidad, entre muchos otros objetivos.
La escucho hablar a Fabiana con tanta claridad sobre su recorrido y su trabajo; el análisis integral que hace sobre los temas que menciona que, además de inspirarme, me lleva a preguntarle cuál es el motor para seguir poniéndole el cuerpo y su tiempo a esto: “Me apasiona ver los avances en los territorios, ver el acceso a derechos, la construcción de sociedades más equitativas, más igualitarias, con mujeres autónomas, lideresas, que ocupan espacios de toma de decisiones que antes no ocupaban, tanto las mujeres como las comunidades y los que son más vulnerables en general. O sea, ver cómo hay un reconocimiento, un acceso que antes no había, que no estaba ni siquiera pensado”.
Hay algo sobre lo que va a expresarse a lo largo de nuestra charla que tiene que ver con un espíritu cooperativista muy fuerte, de un trabajo en red que resalta como clave para alcanzar el estado ideal de las cosas: “Se ven resultados, resultados que generan autonomía económica, reconocimiento, acceso a derechos y oportunidades”, concluye.
Un abordaje necesario: las problemáticas ambientales y una perspectiva de género
Comúnmente, cuando se habla de Género, se lo hace desde una perspectiva de prevención de la violencia y, en ese sentido, Fabiana aclara: “Hay una cuestión a nivel de cambio climático y género que es un problema global, y es que los especialistas en género no tienen conocimiento sobre cambio climático”.
Entonces ¿cómo se llevan adelante los proyectos de problemáticas ambientales que piden una transversalización de Género?. Fabiana, que trabajó para la Dirección Nacional de Cambio Climático formando a técnicos de diferentes áreas, y que participó de la creación de la Diplomatura en Cambio Climático de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), lo explica a la perfección: “Se trata de entender cuáles son los objetivos del proyecto y desde ahí hacer un análisis desagregado por género de la problemática del proyecto. Género no es solo varones y mujeres, sino varones, mujeres, adultos, comunidades indígenas, sector privado, sector más vulnerable; es decir, tener en cuenta a todos los actores involucrados”. Y agrega: “El análisis de género permite que tu intervención sea más eficiente y lograr mejores resultados; no es una agenda paralela. Entonces, el primer punto es hacer un análisis de género del proyecto con un mapeo de actores y en base a ese mapeo, hacer un relevamiento y ahí comenzar a trabajar alternativas”.
Cuando tocamos el tema Cambio Climático es imposible no consultarle acerca de su mirada respecto de lo que podría hacer Argentina para mitigarlo, y explica que es necesario abrirse a otra mirada e innovar en el modelo de producción: “Hoy el cambio climático no implica solamente adaptarse, sino que hay que pensar una mayor integración, o sea, hay un modelo productivo que no es más sostenible, tenemos que pensarlo de otra manera”. Y agrega: “El modelo monocultivo como tradicional tiene que modificarse. Y eso lo podés lograr más rápidamente con una visión de trabajo en red”.
Su visión cooperativista se sintetiza en esta frase: “Abrirse a otros, generar estas redes locales, es lo que te permite innovar”. En ese sentido, anticipa que, si bien el cambio es lento, hay compromiso de Argentina a nivel gubernamental y las empresas están cada vez más abiertas: “Esta es una oportunidad, hay una sensibilización general que predispone al sector de otra manera”.
Además de su labor en la Fundación, actualmente Fabiana trabaja como consultora en TNC, the Nature Conservancy y en diferentes programas de género y cambio climático en Argentina, Paraguay, Perú, Colombia y Ecuador; y asesora a diferentes emprendimientos, empresas y organizaciones, como la Red Mujeres Rurales, en donde también es cofundadora.
“Seguramente haya más para aprender y más cosas en las que una se puede equivocar, pero hay un camino y hay resultados”, cierra, convencida, Fabiana.
Por Antonela Schiantarelli
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