El éxito es inevitable cuando prestamos atención al vínculo con nosotros mismos
“La gente feliz, no mata a sus maridos”, decía Reese Witherspoon en la película Legalmente Rubia, como explicación obvia de la inocencia de la acusada del homicidio del marido millonario, porque era profesora de gimnasia, y el ejercicio genera endorfinas, y las endorfinas dan felicidad.
En nuestra vida diaria, hay que reemplazar “no mata a su marido” por la situación que nos toque vivir.
La gente feliz no mata las ideas innovadoras, no hace comentarios despectivos, no pelea por razones infundadas, no molesta a su compañero, no mata la creatividad del equipo, no se precipita en la toma de decisiones.
Si me siento bien conmigo mismo, es más fácil gestionar mi entorno y tomarlo como desafíos a superar, en vez de vivirlo como un mundo estresante y peligroso. La gente feliz ve oportunidades donde el resto ve crisis y problemas.
Porque para la gente feliz es más fácil liderar a su equipo para alcanzar sus objetivos, encontrar las palabras adecuadas para que su mensaje sea comunicado efectivamente, promover la creatividad en el equipo y enfocarse hacia la toma de decisiones con pragmatismo.
La buena noticia es que todos tenemos la capacidad de ser “gente feliz” y sentir el bienestar en nuestra vida. Sólo se necesita el entrenamiento que nos lleve a aprender las herramientas necesarias para que el vínculo con nosotros mismos nos de tranquilidad y bienestar.
Y cuando cambia el vínculo con nosotros mismos, también cambia la manera de relacionarnos con los demás y así, el éxito es inevitable.
Por Lic. Rosario Lyford-Pike, Desarrollo de talentos y transformación organizacional de Capital Humano Agro
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