El Castillo de Obligado, una joya arquitectónica de Ramallo

El Castillo de Obligado, una joya arquitectónica de Ramallo

La localidad bonaerense posee entre sus atractivos la maravilla que el poeta Rafael Obligado mandó a construir para su esposa.

El paisaje de la Ruta 9 nos da el marco perfecto para transitar hacia nuestro destino. Una historia de amor arquitectónico que sobrevive al paso del tiempo, nos espera en la ciudad de Ramallo.

Se trata de un histórico edificio bonaerense construido en 1896, que se encuentra a menos de dos horas de CABA: el Castillo de Rafael Obligado. Está ubicado a tan solo 20 kilómetros al sur de la ciudad de Ramallo y se puede acceder por un camino rural. 

El Castillo de Obligado fue encargado por el reconocido poeta Rafael Obligado. También conocido como el poeta del Paraná y perteneciente a la generación de 1880, escribió poesía con temática gauchesca pero con palabras cultas.  Autor -entre otras obras- del poema gauchesco Santos Vega.

A fines del siglo XIX, el poeta mandó a construir este castillo en honor a su esposa, Isabel Gómez Langenheim. El objetivo, encomendado al arquitecto Adolfo Büttner, era que la estructura pareciese “salida de una novela”.

Esto se debe a que Gómez Langenheim, admiradora del escritor escocés Walter Scott, era una voraz lectora de novelas románticas, por lo que su esposo quería regalarle un castillo con ambientación al estilo gótico, similar a los que ella leía e imaginaba a diario.

Las tierras sobre las que se construyó la estancia, las cuales al día de hoy aún pertenecen a la familia Obligado, habían sido compradas en 1785 por su padre, don Antonio Obligado, un castellano de origen andaluz.

La magnífica construcción cuenta con tres pisos, los típicos ventanales ojivales de estilo gótico, 24 habitaciones, 6 baños y materiales de primera calidad traídos directamente de Europa por el poeta. Dado que se encuentra sobre una barranca que da al Río Paraná, este también goza de una hermosa vista. El patio de armas: es un espacio que se encuentra en la parte central del castillo y desde él se puede ir a los diferentes sectores, por ejemplo: recepción, cuartos, capilla, etc.

Y obviamente, como toda construcción de inspiración medieval, tiene sus historias de fantasmas. Aunque el lugar no pueda visitarse sin permiso, los pobladores cuentan que lo habita el fantasma de “Toto”, que pasa sus días y sus noches abriendo y cerrando puertas. Será cuestión de aproximarse y esperar al menos una gauchada. Aunque el subsecretario de turismo de Ramallo, Felipe López, considera que se trata de «percepciones subjetivas».

Jorge Luis Borges, Leopoldo Lugones y Fermín Estrella Gutiérrez, entre otros escritores de fuste, estuvieron en el castillo y admiraron el paisaje desde sus estrechas ventanas y tal vez hayan encontrado inspiración para sus propias obras, logrando abrir otra puerta levadiza más, esta vez en sus mentes creativas.

Por Sergio Romano

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