“Hace doce años que estoy al frente de un campo y sigue marchando”

“Hace doce años que estoy al frente de un campo y sigue marchando”

Sin importarle los comentarios prejuiciosos que recibió en los primeros tiempos, María Eugenia Bustos supo imponerse desde su lugar de Peón y Administrativa de La Tranquila, desarrollando la genética Aberdeen Angus Colorado.

María Eugenia Bustos se describe como Peón y Administrativa, y así es además como está inscripta laboralmente por el trabajo que desempeña desde hace doce años en La Tranquila, un campo ubicado en Pourtalé, partido de Olavarría, a 390 kilómetros al sur de la ciudad de Buenos Aires, que se destaca por la cría de Aberdeen Angus Colorado.

Marita, como la llaman quienes más la conocen, recuerda que “cuando hicimos los papeles para comenzar a trabajar, la contadora me quería poner como empleada doméstica o cocinera. Pero mi patrón insistió en que tenía que figurar como peón que era el trabajo que iba a hacer”. Si bien no siente que haya roto una barrera por dedicarse en el campo a tareas “tradicionalmente” consideradas para hombres, reconoce que al principio tuvo “algunos encontronazos con personas que me decían “voy a hablar con tu papá” o “lo arreglo con tu papá” porque pensaban que yo no me podía hacer cargo, aun cuando él ya no estaba al frente. Por suerte mi lugar me lo dieron siempre mi papá y mis patrones. Siempre me incentivaron a que trabaje y a que estudie, nunca me dijeron que no iba a poder por ser mujer”.

Expoagro (E): ¿Por qué elegiste trabajar en el campo?

Marita Bustos (MB): Nací y me crié en La Tranquila, donde mi papá era el encargado. Hoy con 75 años está jubilado pero sigue a cargo. Siempre tuve contacto con el campo. La ayudaba a mi mamá a criar los guachos, por ejemplo, y acompañaba a mi papá a hacer los trabajos en la hacienda, a dar de comer a los animales.

Para terminar el secundario, con mi hermana y mi mamá, nos tuvimos que ir a vivir a Loma Negra, a 30 kilometros del campo. Los fines de semana amábamos volver al campo. Salía de bailar a las 6 de la mañana y me iba directo a ayudar a mi papá, a dar de comer a los animales, a andar a caballo. Entre ir a bailar o ir al campo, no dudaba en elegir el campo.

E: ¿Cómo pasaste de ayudar a tu padre a ser parte del plantel?

MB: Cuando terminé la secundaria estudié tres años el profesorado de matemática pero me di cuenta que no era lo mío. Siempre me gustó mucho la ganadería, así que volví al campo. Cuando mi papá se enferma de neumonía, yo estaba haciendo sus tareas para ayudarlo y mi patrón me ofrece empezar a trabajar con ellos con la condición de que sea en blanco y que estudie lo que yo quisiera. Así empecé a hacer cursos de forrajería, genética, me recibí de Técnica en Producción Agropecuaria y ahora estoy por recibirme de la licenciatura en Administración Agraria.

Mucho de lo tradicional, de cómo se hacía antes, lo aprendí de mi papá. A las madres las sigo eligiendo como me enseñó él, por ejemplo.

E: ¿Tuviste el apoyo de tus padres para seguir sus pasos en el campo?

MB: Mi papá nunca tuvo problema, para él yo era una compañía al estar tanto tiempo solo. La dueña del campo es una mujer que hoy tiene unos 90 años y mi papá siempre fue mandado por ella, así que era normal en casa que hubiera una mujer a cargo de las tareas rurales. Su hijo, que es mi patrón actual, prácticamente fue criado por mi papá porque cuando lo conoció tenía 4 años.

Quizás la que más se quejaba es mi mamá porque a veces se daban discusiones de trabajo durante los fines de semana. Hoy se acostumbró y me ve bien.

E: ¿Cómo es un día tuyo?

MB: Me levanto a las 6 de la mañana, sea invierno o verano, porque tengo como hobby las pruebas de riendas o carreras de tambores. Son competencias que se hacen los fines de semana, se exponen tambores de 200 litros y se corre con los caballos zigzagueando. Por eso entreno todos los días bien temprano a mi yegua Vicky, antes de empezar el día con las tareas del campo que son las recorridas para ver a los animales, las aguadas, los alambrados. Nos aseguramos que el campo esté en condiciones. En la época de parición hacemos la recría de las madres. Cuando está la vaquillona pariendo me encanta pero es el trabajo más arduo que tenemos.

E: ¿Qué es lo más difícil que te tocó hacer en el campo?

MB: No veo nada difícil, me gusta todo. Algunas cosas cuestan más pero las hago con ganas, como organizar un plan de trabajo y manejo diferente al que se venía usando. Mi patrón me define como obsesiva para algunas cosas porque quiero que todo salga perfecto pero a veces no se puede.

Algo difícil es el clima, pero el clima no se maneja. Últimamente nos viene jugando unas malas pasadas. Ahora con el destete se complicó con el verdeo porque el agua no nos dejó sembrar, pero lo pudimos resolver. En pandemia nos pasó que veníamos de sequía fuerte, tuvimos una mortandad importante por falta de pasto, y yo me culpaba de lo que estaba pasando. Pero mi patrón me decía que el clima es algo que no se puede manejar.

E: ¿Cuáles son las cosas que más te gustan de tu trabajo?

MB: ¡Todo! Salir a recorrer, estar a diario con los animales, hacer las pariciones. Me encanta trabajar con las vaquillonas de primera parición porque a la que no puede parir, la tenés que ayudar y estás salvando una vida. Soy una apasionada de la genética y mi patrón también porque me deja que le vaya mejorando la genética de los animales. Estamos haciendo un lindo trabajo en Aberdeen Angus Colorado.

Este año tuvimos un muy buen porcentaje de preñez y es ahí donde se ve todo el esfuerzo, cómo se trabajó durante tantos meses. Después de los remates la gente nos manda mensajes felicitando por la calidad de los animales. Eso te llena.

E: ¿Hay algún momento en particular que rescatás de tu trabajo?

MB: El trabajo en familia. Ver a mi patrón con sus hijos, su mujer, a mis papás, mi hermana, a mi novio, a sus hijos. Ayudarnos y estar todos juntos. Los hijos de mi patrón se quedan en el campo y salen a recorrerlo conmigo, es muy lindo poder contarles sobre los animales. Si hay un día malo lo tratamos de sobrellevar entre todos. Valoro mucho el equipo de trabajo y poder trabajar con alegría. Terminamos el día muertos, pero felices.

E: ¿Cómo te ves en el futuro?

MB: Jubilada (se ríe). No me veo en otro lado que no sea el campo. Me gustaría estar ahí o trabajando en algo relacionado. Soy fan de los caballos y de las vacas. No me veo en otro lugar que no sea en el campo.

E: ¿Qué le dirías a otras mujeres rurales?

MB: Creo que las mujeres antes hacían las mismas actividades en el campo pero no era tan visible. Ordeñaban una vaca, apartaban al ternero o lo carneaban. Muchas mujeres trabajaron en silencio. Formo parte del grupo Mujeres Rurales en Red y tratamos de hacer visible el trabajo de la mujer en el campo, de hacerles ver que se puede. Hace doce años que estoy al frente de un campo y está de pie, sigue marchando.

Por Paola Papaleo

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