La Pampa tiene un tesoro ecológico por descubrir
La Reserva Parque Luro brinda una experiencia diferente que merece ser visitada. Conocé de qué se trata en esta nota.
La belleza y la diversidad de nuestro campo pampeano son inigualables, y en la búsqueda de la preservación de estos tesoros, surgen iniciativas como la creación de reservas naturales. Una joya oculta que merece especial atención es la Reserva Provincial Parque Luro, un paraíso ecológico ubicado a 35 km al sur de la ciudad de Santa Rosa.
Esta reserva natural es mucho más que un simple lugar de conservación. La Reserva fue el primer coto de caza del país, llamado San Huberto y su primer propietario fue Pedro Olegario Luro.
«Hoy forma parte de las áreas protegidas provinciales y está destinada a conservar el ecosistema del bosque de caldén, árbol típico de La Pampa y único en el mundo en forma de bosque, en nuestra provincia. La Reserva cuenta con tres senderos interpretativos de los distintos ambientes: bosque, salitral y médanos que se complementan con salidas de avistaje de ciervos en brama, espectáculo único de Argentina, que se da durante los meses de marzo y abril, y observación de aves y flora nativa según las estaciones del año. Estas actividades posibilitan comprender el paisaje pampeano con toda su flora y fauna asociada», cuenta la secretaria de Turismo de La Pampa, Adriana Romero.
Y agrega: «Como atractivo turístico, la Reserva Parque Luro es un ícono, es un emblema para la provincia, por su historia y por los ambientes y especies que alberga. Recibe unos 6.000 visitantes por año, de los cuales el 70 % son residentes. Tiene servicios de gastronomía y alojamiento, visitas guiadas y eventos programados, tales como el astroturismo o caminatas nocturnas. En 2022 la excursión de Avistaje de Ciervos en Brama tuvo récord de casi 1.000 visitantes”.
“Durante los meses de marzo y abril inicia la época de reproducción de estos ciervos, conocida como brama, debido al característico sonido que emiten los machos, llamado bramido, con el cual buscan reunir el mayor número de hembras en su harén para poder reproducirse y, a su vez, limitar su territorio ante otros machos”, añadió.
Al adentrarse en esta reserva, los visitantes se sumergen en un mar de biodiversidad. La flora y fauna se entrelazan en una danza perfecta, formando un tapiz natural que cautiva los sentidos. Las aves revolotean en el aire con sus colores brillantes contrastando con el verde profundo de la vegetación.
En cada rincón, hay sorpresas esperando ser descubiertas. Y allí aparece majestuoso, como observando todo desde la inmensidad de su construcción, el Castillo de Luro. Romero lo describe de la siguiente manera: «El museo El Castillo fue declarado Monumento Histórico Nacional. Fue la casona de Pedro Luro, ejemplo de arquitectura Luis XVI, sede de las primeras reuniones por la provincialización de nuestro territorio. El Museo se complementa con distintos sitios históricos como el Tambo Modelo, el Tanque del Millón y el Museo San Huberto, compuesto por la sala de carruajes y las caballerizas de la época de Luro, sumada la impronta de su segundo propietario, Antonio Maura y Gamazo, hijo de un noble español y fundador del Tortugas Country Club. Su hija, Inés Maura de Roviralta, vendió la propiedad al Gobierno de La Pampa en 1964. Hoy permanece cerrado por refacciones».
Pero esta reserva natural no solo es un refugio para la vida silvestre, también es un refugio para el alma. Aquí, el estrés y las preocupaciones se desvanecen entre las hojas, dejando espacio para la calma y la conexión con lo esencial. Es un lugar donde los corazones se llenan de gratitud por la belleza que los rodea y donde la inspiración fluye como un río interminable. En resumen, es un lienzo natural en el que la naturaleza despliega toda su creatividad.
Por Sergio Romero
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