Los 90 años del bucólico hogar, galpón y atelier del artista César Bustillo
El hoy Museo Atelier César Bustillo es lugar de visita obligada en la localidad de Plátanos, Partido de Berazategui. Alfonso Bustillo, sobrino del destacado artista, recuerda los orígenes de este lugar construido por su abuelo Alejandro Bustillo.
La consigna de esta nota era escribir sobre los 90 años del “Galpón de los Bustillo”. Sin embargo, fue imposible conseguir algún dato documental de la antigüedad del hoy Museo Atelier César Bustillo ubicado en la calle 43 (César Bustillo) entre 156 y 157, Plátanos, Partido de Berazategui.
“Creo que es exacto el dato de los 90 años, porque César nació en 1917”, comentó a este medio Alfonso Bustillo, sobrino del destacado artista, y presidente de la Asociación Argentina de Angus.
“El galpón es, físicamente, la modestia en sí misma. Tiene 62 metros cuadrados, cuatro paredes autoportantes y un techo de teja francesa atada con sus alambrecitos a una simplísima tirantería de madera basta. Entrando, a la izquierda, parte del techo –y no del cielorraso, que no lo hay– es de tejas de vidrio. El piso es en parte de ladrillo puesto de canto, en parte de cascote malamente cubierto en cemento. En cada muro principal hay una apertura de sencillez franciscana: un orificio cuadrado, con marco y una tapa de maderas que se levanta con un cordón para dejar entrar la luz”, describe Sergio Kiernan en una nota publicada en 2005 en el diario Página/12.
Pero la historia del “galpón” de los Bustillo comienza mucho antes. Su origen se remonta a cuando Alejandro Bustillo, padre de César y abuelo de Alfonso, y reconocido arquitecto (construyó el Hotel y Casino de Mar del Plata, el Monumento a la Bandera en Rosario, el Hotel Llao Llao en Bariloche, entre otras obras), se casó con Blanca Ayerza. El matrimonio se instaló en Plátanos y Alejandro comenzó la construcción de su vivienda y estancia, recuperando y adaptando un viejo rancho criollo que le donó su suegro.
“Alejandro Bustillo se casó con Blanca Ayerza, tuvieron ocho hijos y 60 nietos, y cuando ellos dejaron Plátanos, se vinieron a vivir al centro a calle Posadas 1043 y 1053, entre Cerrito y Carlos Pellegrini, dos edificios hechos por mi abuelo”, contó Alfonso, nieto de Alejandro y Blanca.
El “galpón” formaba parte de “una especie de villa que Alejandro construyó en unas tierras que le dio su suegro Alfonso Ayerza”, puntualizó el reconocido Presidente de la Asociación Argentina de Angus, quien heredó del artista César Bustillo valiosas esculturas en piedra, óleos y tallas en madera.
Lo que recibió Alejandro de su suegro fueron “cinco hectáreas frente a un arroyo bucólico y limpio, que contenían un rancho de adobe y techo combado. Ese modesto barro fue el nacimiento de un conjunto delicioso, aluvional y construido a lo largo de los años, a medida que la familia crecía y nacían ambiciones cabañeras”, describe Kiernan en su artículo.
Alfonso Bustillo también tiene recuerdos del idílico paisaje que rodeaba a las edificaciones construidas por su abuelo: “El arroyo que cruza el lugar se llama ‘Las Conchitas’, y César lo pintó en sus cuadros. Toda la vida de la familia fue en este lugar, iban al colegio en tren y volvían en el día. Entre todas estas casitas que fue construyendo mi abuelo, hizo el atelier de César, la casa de cada uno de los hijos que se fue casando, y así se formó esta belleza increíble”.
Entre los asiduos visitantes al “galpón” estuvo el escritor Leopoldo Marechal en los años ‘30 y ’40, quien en un libro de la serie Artistas de América, escribe sobre la residencia de Los Plátanos: “Es aquélla un pequeño universo de construcciones armoniosas que se dirían hechas para que cante la luz. Y la luz canta en las formas previstas y en los colores meditados”.
Museo Taller César Bustillo
El Museo Taller César Bustillo abrió sus puertas al público el 21 de noviembre de 2006, en lo que fuera el espacio de inspiración y trabajo del artista plástico nacido en Plátanos.
César Bustillo (1917-1969) plasmó sus vivencias en diversas producciones artísticas, como óleos, acuarelas, esculturas en piedra y madera y escritos murales en las paredes de su atelier.
En la década del ‘50, el sur porteño dejó de ser rural y Alejandro Bustillo terminó fraccionando y vendiendo lo que para entonces era uno de sus campos, transformado en manzanas y loteos, las cinco hectáreas que le donó su suegro, que ahora son una plaza, dos cuadras de casas y fábricas, y el colegio María Ward. Enfrente, en un amplio lote de esquina, la familia se guardó la vieja cochera, las dos casitas y el galpón atelier de César.
Kiernan completa su crónica con esta descripción: “César Bustillo murió en 1969, apenas pasados los cincuenta años. Su atelier siguió intocado, bajo custodia de la familia. El artista vivió ahí sus últimos años, una vida ascética en un galpón con dos ventanas sin vidrios, con un ínfimo loft de maderas bastas donde alojar un catre, los libros y tres pilchas, y un baño que consistía en un sanitario, su descarga y un lavamanos simplemente adosados al muro, a la vista de todos. Este pequeño mundo privado quedó intacto por años, con la boina colgada donde él la dejó por última vez”.
Por Pablo Salinas
Fotos gentileza Asociación Orígenes de Berazategui
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