Son los creadores de la primera calculadora de huella de carbono de Latinoamérica y con su tecnología que permite medir, monitorear y reducir el impacto ambiental del agro, facilitan a los productores y a toda la cadena de valor la toma de decisiones para ser cada vez más sostenibles.

Con el objetivo de que la industria agropecuaria pudiera contar con una herramienta de monitoreo que le permita conocer y reducir el impacto ambiental, en 2019 nace Plataforma Puma. Con la ingeniera agrónoma Inés Di Nápoli a la cabeza, se formó un equipo de especialistas en agronomía y cambio climático, que dieron forma a la primera calculadora de huella de carbono de Latinoamérica.

La visión de una necesidad de transformación digital en el agro fue el motor de esta startup ClimaTech , que tiene una doble funcionalidad: productiva y ambiental. “En su trabajo con productores de la región, Inés siempre veía esta correlación entre suelos más saludables y mayores rendimientos, por lo tanto la importancia de adoptar prácticas más sostenibles como la siembra directa o cultivo de servicio” explica Tobías de Marcos, actual socio de Di Nápoli y Director de Operaciones.

En cada eslabón de la cadena, la producción agropecuaria genera un impacto ambiental llamado Alcance 3. “Se refiere a la producción de los productos o a los servicios que se ofrecen a los clientes”, dice de Marcos y ejemplifica con las emisiones de carbono que generan los productores agropecuarios con el crédito que les prestan los bancos. En ese sentido, la implementación de la plataforma alcanza tanto a los productores agropecuarios como a las empresas que están dentro de la cadena de valor, entidades bancarias y asociaciones de productores como AAPRESID y CREA. Con su tecnología, pueden monitorear los cultivos, medir la sostenibilidad de sus actividades, conocer su huella de carbono y obtener reportes para tomar decisiones que reduzcan el impacto ambiental. 

Agricultura regenerativa, una aliada sostenible

Debido a que los gases de efecto invernadero quedan acumulados en la atmósfera, produciendo el cambio climático, la adopción de una agricultura regenerativa es la solución para mitigar la emisión de gases de efecto invernadero y aumentar así el carbono en suelos. Según afirma el socio de Plataforma Puma, “Impulsar prácticas regenerativas implica el mejoramiento de los suelos, de su capacidad productiva y la disminución de gases en la atmósfera, por lo que es un ciclo virtuoso”.

A través de la agricultura regenerativa se pueden tomar ciertas medidas que contribuyan a disminuir las emisiones y la huella de carbono, como la siembra directa que reduce la erosión de los suelos y la quema de combustibles fósiles, realizar aplicaciones selectivas de fitosanitarios, de cultivos de servicio y de cobertura, implementar rotaciones que acumulan carbono en los suelos (tanto de cultivos como de pasturas para ganadería), reemplazar fertilizantes nitrogenados por biológicos. Todas prácticas que contribuyen a disminuir las emisiones y la huella de carbono.

Primera calculadora de huella de carbono de la región

En la búsqueda de ofrecer mayores herramientas para la medición del impacto ambiental que genera la actividad agropecuaria, Plataforma Puma se convirtió en la primera empresa en desarrollar una calculadora de huella de carbono en Latinoamérica. “Fuimos la primera de la región y somos la única que sigue la metodología de integración con los sistemas de gestión y otros softwares para facilitarle el trabajo al productor”, cuenta Tobías.

La reducción de huella de carbono, junto con el uso de tierras sustentables que no provengan de terrenos deforestados, es uno de los requisitos para acceder a mercados internacionales como el de biocombustibles de la Unión Europea. En este sentido, el emprendedor comenta que establecieron una “alianza con un protocolo de sustentabilidad de origen francés que es la asociación DOPS para facilitar a los productores una mejor capacidad de medir la huella de carbono a más escala y menor costo. Posteriormente pueden avanzar en un proceso de certificación ya que al estar digitalizada la información el proceso de auditoria es más rápido”.

La empresa también cuenta con la certificación del cumplimiento con la metodología del IPCC (Panel Intragubernamental para el Cambio Climático), que es el agente regulador de la ONU que define cómo se mide la huella de carbono, y con la validación de FSA.

Los beneficios de reducir la huella de carbono, señala el profesional, son claros: permite acceder a mercados, generar beneficios con empresas de la cadena de valor, aumenta el rendimiento productivo y disminuir el impacto ambiental. 

Resultados reales

Si bien la aplicación cuenta con solo cinco años en el mercado, ya son 50 los clientes en Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay, Chile y México que la están utilizando. “La información que damos a las empresas y a los productores durante la campaña y al finalizarla, es cuánto fue la huella, cómo se compara con la huella de otros y cuáles son los principales factores de emisión que contribuyeron a esa huella”, detalla de Marcos.

A través del monitoreo de la adopción de prácticas más sostenibles en distintos tipos de cultivos, pueden confirmar que registraron: en cebada un 24% de disminución de las emisiones, en soja un 15% y en maíz un 32%. Además de un crecimiento de la superficie destinada a cultivos de cobertura y de servicio, y el aumento del carbono almacenado en los suelos que registró hasta 500 kilos de carbono acumulado.  

Para confirmar que este cambio de paradigma no disminuye la productividad sino que, a largo plazo, mejora la salud de los suelos, también monitorean el aumento de la rentabilidad del productor. “Todo esto se genera de manera escalable si el productor tiene incentivos para adoptar este tipo de prácticas”, señala el Director Operativo. En este sentido observa que “la industria financiera está yendo a la vanguardia porque ofrece muy buenas líneas de créditos si se adoptan prácticas regenerativas. Esto tiene que ver también con los objetivos globales comprometidos con la neutralidad de carbono para 2030, por ejemplo”.

Al analizar la positividad de todos los resultados, el directivo de la plataforma asegura que su costo de implementación “es muy bajo”, siendo necesario principalmente que el productor conozca qué pasó en un lote durante su campaña (que sembró, con que fertilizó, cuántas aplicaciones de protectores de cultivos se hicieron y cuál fue el rendimiento) para poder que el cálculo de la huella de carbono y las pautas para reducir el impacto ambiental se realicen de manera exitosa.

Impulsados por la buena aceptación que tuvieron por parte de los protagonistas del agro, actualmente se encuentran trabajando en el desarrollo de otros indicadores ambientales como el uso del agua y la generación de reportes automatizados, con la incorporación de la inteligencia artificial para mejorar la capacidad de captar los datos que los productores necesitan para cumplir con una producción más sostenible. 

Por Paola Papaleo

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