Sembrando futuro: reflexiones de un productor agropecuario con visión de ingeniero
A través de su experiencia en el campo, Javier Alasia, descubrimos cómo los productores agropecuarios se reinventan ante los retos del presente, buscando un equilibrio entre tradición y sostenibilidad.
En el vasto y cambiante panorama agropecuario argentino, el rol del productor se ha ido transformando a pasos agigantados. Javier Alasia, un productor mediano de la zona de Junín, con campo propio donde hace producción mixta entre agricultura y ganadería, e ingeniero agrónomo, ofrece una perspectiva sobre cómo ha cambiado la agricultura en las últimas décadas y las grandes diferencias que existen entre su trabajo actual y la de sus antepasados.
“La gran diferencia que noto respecto a cómo era el trabajo antes, es que hoy se hace mucha siembra directa”, explica Javier Alasia que, como ingeniero agrónomo integra la Asociación de Ingenieros Agrónomos de Junín (AIAJ). Hace 30 o 40 años, el proceso agrícola era considerablemente más físico. “Antes se trabajaba con mayor cantidad de labores, y el trabajo requería un esfuerzo significativo con máquinas más pequeñas y rudimentarias. Hoy, gracias a la tecnología y al avance en la genética de las semillas, hemos logrado aumentar los rendimientos con métodos más eficientes”, señala.
La evolución no se limita a la maquinaria. Alasia menciona también el impacto de los herbicidas, insecticidas y la manera en que los productores han aprendido a adaptarse a las condiciones climáticas y a las exigencias del mercado. En este contexto, las técnicas de siembra y cosecha han evolucionado, tomando como referencia lo que sucede en países como Estados Unidos, donde el productor debe actuar en un corto lapso de tiempo para maximizar su producción.
Relación con los profesionales
Hablando de las relaciones dentro del sector, Javier Alasia menciona el papel del ingeniero agrónomo y del veterinario. “Siempre hay un cierto ruido entre el productor y los profesionales, pero esto se debe a que el productor muchas veces tiene una experiencia de campo que el ingeniero o veterinario no posee. Esto puede generar fricciones en la comunicación”, aclara.
Sin embargo, Alasia reconoce que los ingenieros agrónomos son fundamentales para implementar tecnologías de precisión y eficiencia en la producción. “Hoy, los establecimientos se manejan como empresas; hay que ser eficiente para sobrevivir”, resalta. “Los costos han subido, y tenemos que optimizar nuestros recursos”.
Desafíos climáticos y planificación
Uno de los grandes desafíos que enfrenta Javier y muchos productores en la región es la sequía. “Hemos pasado tres años difíciles. Planificar la siembra y la cosecha en un contexto de escasez de agua no es fácil”, confiesa. La información climática y la adaptabilidad son esenciales para sortear este obstáculo.
“Por ejemplo, en esta campaña estamos reduciendo la cantidad de semillas por hectárea, porque sabemos que la escasez de agua afectará el crecimiento de los cultivos. Es un juego de adaptación constante”, explica. La flexibilidad en las fechas de siembra y la reducción en la cantidad de insumos son estrategias que los productores deben considerar para maximizar la producción con los recursos limitados disponibles.
La ganadería como complemento
La ganadería también enfrenta sus propios desafíos en el contexto de la sequía. “En campos donde conviven la agricultura y la ganadería, hay que gestionar muy bien la carga de animales para no sobreexplotar los pastos. La alimentación suplementaria se vuelve vital”, dice Javier.
Con un enfoque en la diversificación, Javier Alasia combina prácticas agrícolas y ganaderas, utilizando pasturas como la alfalfa, que poseen raíces profundas capaces de acceder a recursos hídricos en épocas de escasez. Esta estrategia le permite tener una mayor resiliencia frente a las condiciones climáticas adversas.
Alasia es un tradicional productor agropecuario mediano de la región centro del país. Además de productor es ingeniero agrónomo.
Mirando hacia el futuro
“Estoy en la cuarta generación de productores, y sería un sueño que mis hijos sigan con el legado. Pero tampoco quiero obligarlos. Espero que encuentren su camino en el campo”, concluye Alasia.
Tanto como para él como para otros productores, el campo es una elección de vida y una responsabilidad con las futuras generaciones. Con la mirada puesta en el futuro y un pie firme en la experiencia, su historia invita a pensar en la agricultura como una tarea en constante cambio, enraizada en la persistencia y el compromiso.
Por Diego Abdo
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