Trabajar con amigos: “En momentos difíciles te ayuda a no bajar los brazos”
La historia de Leandro Sabignoso y Nicolás Larrandart, amigos y creadores de la AgTech Auravant, presente en 130 países, con más de 100 mil usuarios y operaciones en 14 millones de hectáreas en todo el mundo. ¿Cómo es trabajar con amigos?
Lo que en el imaginario pareciera ser un escenario ideal, en la realidad se presenta como una decisión que pone en juego muchos aspectos. Por eso, en el Día del Amigo, entrevistamos a dos amigos y socios que llevan adelante una startup de dimensiones globales.
Leandro Sabignoso (41) y Nicolás Larrandart (38) trabajaron juntos durante 8 años en una empresa de telefonía y en 2014 empezaron a imaginar qué forma tendría su emprendimiento (que comenzó siendo de drones), hasta que en el 2016 Nicolás renunció y se dedicó full time a Auravant, una plataforma que optimiza los procesos de la agricultura de precisión, digitalizando diferentes puntos de un terreno para que el productor o agrónomo monitoree el campo, esté donde esté.
“La creamos entre amigos, justamente porque quisimos emprender entre amigos”, asegura Nicolás. “Fuimos pivoteando el objetivo de la empresa en la medida en que íbamos viendo lo que necesitaba el mercado. El producto original (drones) no era lo que esperábamos en cuanto a magnitud, tamaño, escalabilidad del negocio y fuimos encontrando este rumbo”, afirma.
A lo que Leandro agrega que fueron muy bien recibidos por un sector al que no pertenecían: “Ninguno de nososotros tiene campo. El campo nos abrazó y nosotros nos incorporamos de lleno”.
¿Pero por qué la agricultura de precisión? ¿Qué vieron allí? Explican que se dieron cuenta que tenían un objetivo más grande, que era hacer masiva la agricultura de precisión. Hoy por hoy, Auravant es una plataforma freemium, gratuita, con opciones pagas, que cumple esa misión: “Nuestro fin es hacer que la agricultura sea más eficiente y más sustentable, por eso nos enfocamos en la agricultura de precisión a nivel masivo con imágenes satelitales”.
Y cuando uno piensa en, lógicamente una oportunidad de negocio, ellos van un poco más allá: “Nuestra expectativa inicial fue crear un impacto positivo. Queríamos hacer algo para mejorar el mundo y estamos seguros de que ya lo logramos y que también podemos mejorar”, explica Leandro.
Mejorar el mundo, Crear un impacto positivo, resuena. Estas ideas parecieran justificar, estar a la altura de tomar la decisión de apostar a crear una empresa con un amigo, con un grupo de amigos, porque ambos han sumado al equipo entre 6 y 7 amigos más. “Nuestra decisión ha sido consistentemente trabajar con ellos. Pero también he decidido no trabajar con algunos, en base a la experiencia de qué cosas funcionan y qué no”, asegura Leandro.
Y Nicolás no se queda atrás en el relato de su experiencia. Hay algo en la fluidez, que tiene que ver sin dudas con la confianza, que refuerza la decisión de trabajar con amigos. Poder decir las cosas, disponer de la libertad -que implica toda buena relación- de dar un feedback y enmarcarlo en el contexto. Nicolás explica: “Trabajar con un amigo tiene un montón de cosas buenas porque ya lo conocés, sabes cómo es la persona, cómo se le puede hablar. Emprender te hace pasar por un montón de situaciones difíciles, en donde justamente tener ese conocimiento de la otra persona, está bueno”. Y en este discurso aparece lo inevitable, lo que nos atraviesa en los trabajos: la vida misma. “También es mucho más simple hablar de cosas trascendentales que pasan por la vida de uno. En el emprender, inevitablemente la vida personal se cruza con la profesional, uno deja todo en la cancha, a veces tenemos problemas en la vida personal y tener un amigo es de gran ayuda”.
“Cuando estás con amigos, ya sabés cómo es la cancha, dónde están los límites”. Es eso ¿verdad? La tranquilidad de saber por dónde se camina. Aunque los riesgos sean altos, como perder la amistad. Pero justamente navegar en relaciones honestas, reduce las chances de que todo se arruine.
Leandro lo entiende así: “Se ponen muchas cosas en juego cuando trabajás con amigos. Tienen que ser relaciones muy fuertes, con valores compartidos. Uno puede tener amistades para comer un asado, pero un socio es una pareja y, casarte con un amigo, que es hacerte socio, es una apuesta fuerte”. Y agrega: “Cuando vos traés a un amigo, hay cosas que no necesitás hablarlas, podés confiar en que esas cosas se van a hacer. Y después, bueno, hay cosas que creés saber y no, las vas descubriendo. Esos son los puntos álgidos, porque tenés que tener conversaciones difíciles”.
Ambos recuerdan que el año pasado, mientras estaban caminando por Londres, gracias a un viaje de trabajo, de repente se miraron y entre sonrisas se preguntaron, como cuando uno dice algo más como afirmándolo que preguntando: “Bastante bien ¿no?”. “La verdad es que, después de 7 años, haber estado en Londres, en un viaje de trabajo, teniendo una empresa tan grande, es increíble y estamos muy contentos”, explican.
Auravant en números
Actualmente, Leandro -oriundo de San Nicolás de los Arroyos- vive en Madrid y Nicolás vive en San Isidro, Buenos Aires.
La empresa tiene oficinas en España, en Argentina (donde trabajan 40 personas en el equipo de desarrollo), en Brasil, en Uruguay y en México. Y tiene operaciones en más de 14 millones de hectáreas en todo el mundo (8 de ellas están en Argentina), con más de 100 mil usuarios en 130 países.
La recepción de los productores convirtió a la compañía en una plataforma global que exporta el modelo al mundo: “El productor argentino es muy tecnológico. En cuanto a lo que es la agricultura de precisión a nivel mundial, es uno de los principales adoptadores de esa tecnología”.
Y agregan que: “Hay muchísimos productores que hacen agricultura de precisión que antes no podían y eso genera mucho impacto en la reducción de insumos, baja de costos, más y mejor calidad de alimentos a un precio más barato. Ya generamos un impacto y estamos muy contentos”.
La agricultura de precisión es una forma de reducir costos y ser más sustentables. Desde la empresa aseguran que evolucionaron a la hora de ahorrarle tiempo al productor, en la gestión diaria y en varios procesos que también tienen que ver con la sustentabilidad y con todas las tareas: desde la planificación de la siembra hasta la cosecha.
Nicolás y Leandro esperan lo esperable: seguir creciendo. “En el 2024 nuestro desafío será mantenernos, consolidar Brasil y seguir con este nivel de expansión”.
Además, tienen la misión de hacer más eficiente y sustentable el proceso de elaboración de alimentos, cosa que creen ya estar logrando.
Por último, casi como cuando pedimos un último deseo, Leandro espera algo más para el 2024: “Espero que se termine la guerra y poder volver a un período de crecimiento con estabilidad global y que Argentina se vuelva a insertar al mundo”.
Por Antonela Schiantarelli
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