Una reliquia: la balanza Howe
La balanza Howe fue parte de la vida de muchas familias del campo de Argentina durante el siglo XX. A algunos, les recuerda a su infancia, a otros a las largas horas de esfuerzo cargando, descargando y pesando las bolsas de arpillera con la cosecha que llegaba del potrero al galpón.
En algún galpón viejo, olvidada, quizás haya una balanza Howe como esta, que, cuando está cerrada, parece un cajón de madera. Durante el siglo pasado este tipo de balanzas fue fundamental en los campos porque se utilizaba para pesar las bolsas de granos que se cosechaban.
Las bolsas se trasladaban del potrero al galpón en el que se las iba a guardar, donde ya se encontraba la balanza, a la que se la llevaba cerrada, entre cuatro personas, gracias a las cuatro manijas que tiene en dos de sus costados. La balanza es principalmente de madera y de hierro y mide 1,10 metros de largo, 62 cm de ancho, y de alto mide 32 cm cerrada y cuando la tapa está abierta, tiene 1,20 m de alto. Se calcula que pesa unos 150 kilos.
Elbio Ruatta, de 90 años, recuerda: “Pesábamos de 8 a 10 bolsas en la balanza, se ponían de a dos bolsas ahí en la base y las demás arriba, y pesaba lindo, che. Eran bolsas de trigo, lino y de sorgo, que le decíamos la “caferita”. Después había que cargarlas al hombro, bolsas de 70 kilos y se hacía la pila en el galpón. Las pilas eran de 8, de 10, hasta de 12 bolsas de alto. Yo era el que hacía las pilas, y subía arriba del burro para hacerlas, eran bolsas de arpillera de 60 a 70 kilos, yo a muchas bolsas las llevaba en la cabeza… subíamos el tablón o el burro que le decíamos”.
El burro era una escalera de madera con una estructura que la mantenía parada sin necesidad de apoyarla en una pared. En la parte más alta tenía una plataforma también de madera, que daba la posibilidad de pararse con seguridad para acomodar las bolsas que se estivaban, es decir, que se apilaban. El burro medía entre 2 y 3 metros de alto y permitía hacer pilas de bolsas de entre 4 y 5 metros.
“Si se habrá usado esa balanza… porque cuando yo ya cargaba las bolsas tenía 18, 20 años”, cuenta Elbio, “pero cuando era chico eran más sonsos, porque trillaban 1000 bolsas y las pesaban a todas, en vez de sacar un promedio… 1000 bolsas, y pesaban todo. ¿Está bien guardada che? Fijate un poco, tiene que ser marca Howe, es importada. La balanza se usaba mucho, después había balanzas mucho más grandes, pero nosotros no la cambiamos. Debe tener 100 años o más porque yo desde que me acuerdo estaba esa balancita. Y estaba linda… si está guardada tiene que estar linda…”.
La balanza pertenece a la compañía estadounidense “Howe Scale Company”, que es internacionalmente conocida por evolucionar el sector llegando a crear balanzas que pueden pesar desde aviones y trenes, hasta bolsas de granos y bebés recién nacidos. Originalmente, la balanza tenía pegadas dos imágenes con la guía de uso y recomendaciones, una en inglés y otra en castellano, que se han deteriorado con las décadas. La patente de la balanza data del año 1862.
El principal sistema de funcionamiento de la balanza se encuentra en la base, que tiene una tapa que puede levantarse para poder limpiarlo y calibrarlo. Es un mecanismo de barras y balancines que de acuerdo al peso que hay arriba de la base, hace fuerza y mueve la varilla que sube desde el interior del sistema, a la parte superior que está a la vista. Esa varilla se conecta con la barra que marca los kilos y la varilla del lado contrario en la que se colocan las pesas necesarias para determinar el kilaje de la carga. Esta balanza tiene 10 pesas que representan 100, 50, 30 y 20 kilos, en total la balanza llega a pesar 800 kilos. Para transportarla tiene un sistema de trabas que hace que cuando la balanza se cierra, las piezas que pueden moverse no lo hagan.
Con esta balanza en los campos de Córdoba también se pesaban bolsas de alfalfa y de melilotus, la lana de las ovejas que se esquilaban, las medias reses o los animales que se carneaban o se vendían, como cerdos, ovejas, chivos y pavos. La balanza servía para todo lo que se necesitaba pesar en la cotidianeidad de la vida y el trabajo en el campo, siendo una herramienta clave para el comercio en la época.
La balanza también era usada por la gente, como Antonio Contigiani en el galpón de su casa en Colonia Las Pichanas, que aparece en cuclillas en la fotografía, pesándose en una balanza similar a la Howe, quizás hasta más antigua, justo antes de ir a la fiesta de sus Bodas de Oro con María Gastaldello en 1965.
Para los más chicos la balanza era una novedad y Nancy Morino, quién hoy tiene 54 años y creció en el campo en La Tordilla, lo recuerda: “En el campo de mi abuelo Fermín Cappellino en La Quinta, había una, y cada vez que íbamos a visitarlo mi abuelo nos pesaba a mí y a mis hermanas. Nosotras chochas porque era una diversión subir a la balanza”.
Es seguro que en todo campo que hubo una de estas balanzas, hubo también niños que jugaron a pesarse, y hoy la recuerdan con cariño.
Algunas balanzas quizás todavía están a la vista y siguen siendo usadas, ya no para pesar bolsas de trigo, pero sí a algún perro medio arisco que hay que vacunar, o incluso, quizás, aún haya niños que la usen para jugar.
Otras balanzas Howe puede que estén cerradas y sean solo cajones de madera olvidados en algún galpón, o en algún lugar.
Por Natalí Ruatta Contigiani
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