Lo que pasa en el campo

26/04

En Las Rosas: una rica experiencia con cultivos especiales

“El campo está pegado al pueblo, así que nos vimos en la obligación de reconvertirnos para seguir produciendo”, resume Sergio Dutto, agrónomo, a modo de prólogo de la descripción de su emprendimiento de frutas y aromáticas que lleva adelante en el periurbano de la localidad de Las Rosas, en el centro de la provincia de Santa Fe. 

La primera intención era producir nueces, pero luego de una serie de contactos con profesionales del INTA se encaminó para el lado de los higos, frutos rojos, manzanas, algunos cítricos y aromáticas, aunque estas últimas las hace de manera funcional para mantener alejadas algunas plagas de la fauna e insectos del lugar. 

“La idea fue buscar una forma diferente de producir, poder promover la mano de obra local y, sobre todo, generar un espacio productivo sin uso de agroquímicos, justamente porque ya quedamos casi adentro del pueblo y no podemos hacer agricultura tradicional, comenta. Tiene unos pocos operarios permanentes, pero en épocas de plena cosecha supera los doce. “Tenemos unos cuántos estudiantes universitarios para el trabajo temporario, porque a fin de febrero ya casi todos pueden volver al estudio”, añade.

Desde hace dos décadas, en casi seis hectáreas del pequeño campo de su familia, Dutto produce variedad de higos. Una es para consumo, que se envía al mercado consumidor; otra a la que denominan ‘industria’, cuya pulpa es usada en elaboración de helados y mermeladas; y una tercera variante es el higo duro para procesarlo en almíbar. Cada uno de esos destinos es un nicho interesante. 

La cosecha de los higos, según de cuál se trate, se inicia -en tiempos normales- en la segunda quincena de diciembre y se prolonga hasta que comienzan las heladas. De acuerdo al manejo, una vez que las plantas entran en producción, la cosecha es permanente. 

“Cuando nos decidimos a encarar este proyecto trajimos unas catorce variedades que nos dieron en el INTA de Catamarca. No había experiencia en la pampa húmeda y a fuerza de prueba y error determinamos que las que andan bien por acá son cuatro”, explicó.

“Andan bien, decimos nosotros, porque son plantas de poda severa que se pueden cosechar caminando, sin escalera. Son plantas petizas, más o menos a la altura del pecho de una persona, cambiamos lo se ve en Catamarca donde la gente cosecha agachada porque las plantas son mucho más bajas, a la altura de la rodilla”, diferencia Dutto. 

Sequía y cotorras 

La transversalidad del perjuicio que trajo la sequía no dejó exento a “Higares Las Rosas”, nombre del establecimiento de Sergio Dutto. 

“Fue un año muy bravo por la falta de agua. Cosechamos muy poco, casi nada. Ahora estamos esperando a ver si después de esta lluvia (cayeron 70 milímetros entre el 21 y el 23 de marzo) nos da una revancha de sacar unos kilos más, pero de todos modos son solamente para dulce”, dijo. 

“Estamos viendo algo de higo ‘pintón’ que le falta poco para madurar”, agregó.

“Con las manzanas tuvimos otro dolor de cabeza. Las atacaron las cotorras. Teníamos estimado cosechar dos mil kilos y no pudimos sacar nada. Ahora estamos pensando en colocar una malla anti pájaro, estamos evaluando esa inversión. Fue una campaña muy dura”.

El sur argentino en el centro de Santa Fe 

Además de los higos y las manzanas pueden verse frutos rojos, hongos y plantas aromáticas. 

“Para esta temporada pusimos frambuesas, pero fue una cosecha para el olvido. Si bien son dos cosechas, la de noviembre fue nula y la de marzo muy escasa. El sol, más cero de humedad ambiente, fueron un combo fatal, lamentó Dutto, admitiendo que “el año pasado nos fue bastante bien con la frambuesa”

En la producción de hongos eligieron las gírgolas. “Las hacemos sobre troncos. No las producimos en bolsa, ni en habitáculo cerrado. Nosotros las cultivamos en un monte de álamos, colocamos media-sombra debajo de los árboles, formamos como un micro túnel y cultivamos ahí”, indicó.

Las aromáticas tienen un sentido más funcional, ya que las usan a modo de cerco para los frutales a fin de protegerlas de los insectos y de las liebres. “Les gusta mordisquear los troncos de los frutales jóvenes, y causan mucho daño”, detalló, para luego agregar que “algo de orégano también secamos para una pequeña demanda del pueblo”

Por Alejandro Guerrero

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