Agricultura

27/09/24

Sistema Chacras Aapresid: 15 años jugando de local

Una sinergia entre el saber práctico y el conocimiento científico para obtener soluciones rápidas y sustentables.

 

Sistema Chacras es el Programa de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), que desde hace 15 años reúne a científicos, productores y empresas para buscar soluciones a desafíos locales. El fundador y hoy Director Académico del Programa, Rodolfo Gil, resume su razón de ser en pocas palabras: “la sustentabilidad se construye de manera colectiva”.

La idea fundacional: innovación colaborativa

En 1983, la Siembra Directa (SD) apenas empezaba a practicarse en Argentina. En aquel entonces, Rodolfo Gil, lideraba sus primeros ensayos con esta nueva tecnología, como extensionista en la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) de INTA en Manfredi.

Luego de un posgrado en Ciencias del Suelo en la UBA, regresó a Córdoba como jefe de la Agencia de EEA Río Tercero. Ahí unió sus dos pasiones: la conservación del suelo y la docencia.

Para aquel entonces, en la zona había serios problemas de degradación de suelos y erosión que empezaban a afectar la capacidad de capturar y usar el agua de lluvia, y por tanto, la productividad de esos suelos. Tal es así, que era clave ayudar a los productores a desarrollar estrategias que permitieran recuperar el suelo y mejorar la gestión del agua, aunque Rodolfo estaba convencido de una cosa: “Las respuestas tenían que salir de los productores, que tenían que ser protagonistas de su propio desarrollo”.

Así, creó un primer proyecto participativo de “conservación de suelos y aguas”, que luego dio pie a nuevas experiencias, en otras zonas y abordando otras problemáticas locales. Se trataba de “Unidades de desarrollo agrícola”, flexibles y descentralizadas, donde técnicos especializados y productores trabajaban codo a codo para encontrar soluciones a los problemas locales.

En 2007, Rodolfo se cruzó con un grupo de productores de Aapresid que buscaban generar nuevo conocimiento para cultivar soja, maíz y trigo bajo SD en Chaco, una región sin historia agrícola.

Entre ellos estaba el referente Rogelio Fogante. Juntos, establecieron una unidad de desarrollo en la zona. “Rogelio entendía como yo la importancia del rol central del productor con su necesidad. El ensayo no sería del investigador, sino del que tiene el problema, facilitando la generación de conocimiento práctico”, explica Rodolfo.

Esta colaboración sembró las semillas del futuro Sistema Chacras y sería el camino para apartarse de los “promedios” y de las “recetas generalizadas”, para empezar a pensar en estrategias de manejo ajustadas a cada ambiente y sistema de producción.

En 2008, decidieron “institucionalizar” la idea y se formalizó la alianza entre Aapresid y el INTA, dando origen al Programa Sistema Chacras.

Las Chacras pioneras

Surgida en 2009, uno de los primeros casos de éxito fue la Chacra Pergamino-Colón. Esta unidad buscaba cerrar brechas productivas con estrategias de intensificación (más cultivos/año) y diversificación de rotaciones. Este grupo de productores, asociados con especialistas de la UNQ, la UNRC e INTA, demostraron que era posible mejorar los rendimientos y la eficiencia en el uso de recursos, impactando positivamente en la salud del suelo y el ecosistema.

“Hacernos cargo del proyecto, inclusive desde lo económico, era de alguna manera buscar las respuestas que no estábamos recibiendo del sector privado ni de organismos del Estado, que si bien tenían trabajos en esa línea, estaban fuera de la zona”, explicó César Belloso, miembro de la Chacra.

En 2012 surgió otra pionera: la Chacra Bandera. Comenzó con ensayos para el control de malezas, pero rápidamente fue evolucionando hacia un enfoque más integral, generando información de valor para la zona en temas como biología de malezas, uso de residuales y cultivos de servicios.

Este conocimiento generado, se pone a disposición en cada taller de intercambio, ensayo y recorrida, capacitando también a técnicos locales. “Estos profesionales capacitados en la Chacra hoy trabajan en la zona, mejorando el panorama técnico local”, comenta Pablo López Anido, miembro de la Chacra.

Sistema Chacras: ¿cómo funciona hoy?

Una Chacra comienza cuando un grupo de productores plantea una necesidad común. “Guiados por un Responsable técnico de desarrollo (RTD), se generan talleres para priorizar objetivos y líneas de trabajo que los productores abordarán sobre el terreno junto a técnicos y empresas, a lo largo de 3 años y liderados por una Coordinación Técnica Zonal y un equipo de expertos”, señaló Andres Madias, actual Gte del Programa.

Cuando se alcanzan los objetivos propuestos, la Chacra finaliza o inicia un nuevo ciclo, si se decide avanzar sobre nuevos interrogantes.

El RTD es el responsable de coordinar el día a día de la Chacra y sus líneas de trabajo, tomando la temática a estudiar como eje de su tesis de posgrado. De esta manera, otro de los fuertes del Programa es la formación de recursos humanos. “El paso por Chacras es una “residencia agronómica” que nos prepara para entender cómo construir sistemas de producción sustentables para diferentes regiones agroecológicas.” Leandro Ventroni – ex gerente de Sistema Chacras.

Por su parte, el especialista juega el doble rol de investigador y extensionista. Cristian Alvarez (INTA), experto de la Chacra América, explica que “el científico de una Chacra trata de responder a cuestiones que ve el productor, y la investigación se transforma en una herramienta más sensible”.

El Sistema Chacras desarrolló más de 20 Chacras desde Catamarca hasta la Patagonia, de las cuales 11 siguen activas hoy en día. El programa cubre unas 400,000 hectáreas y reúne a más de 150 productores y asesores, en una sólida red institucional de la mano de INTA y más de 10 Universidades, el Ministerio de Agricultura de la provincia de Córdoba y más de 60 empresas del sector.

El legado de Sistema Chacras no se mide en hectáreas cultivadas o en rendimientos mejorados, sino en la transformación cultural que ha promovido. Los productores ya no esperan que lleguen las respuestas, ellos mismos salen a buscarlas formando sus propias áreas de investigación y desarrollo. Este protagonismo horizontal y la metodología de «aprender produciendo» han demostrado ser claves para la adopción de soluciones sustentables, materializando la visión de los pioneros.

POR AAPRESID

Compartir