El riego, una alternativa para asegurar rindes en un negocio que depende del cielo y el suelo

El riego, una alternativa para asegurar rindes en un negocio que depende del cielo y el suelo

La escasez de lluvias se está haciendo sentir en el centro del país. Ante este panorama, el uso de sistemas de riego se presenta como una variable a tener en cuenta para aumentar rindes o reducir pérdidas.

En agosto del año pasado, el INTA Manfredi (Córdoba), dio a conocer un informe basado en 28 años de mediciones y experimentación en el módulo de riego del organismo, donde observaron incrementos de rendimiento mediante el uso de esta herramienta para todos los cultivos: 115% en trigo, 51% en maíz y 28% en soja. 

Según este ensayo, el seguimiento del contenido de agua en el suelo es una estrategia fundamental que permite regar de manera eficiente para abastecer las necesidades de los cultivos cuando no alcanza el agua de lluvia.

En este sentido, el docente universitario de la cátedra de Edafología en la Facultad de Ciencias Agrarias UNR (Universidad Nacional de Rosario), e investigador de INTA EEA Oliveros, Nicolás Sanmarti, ofreció los últimos datos hídricos registrados en su área de trabajo, con muestreos realizados en la zona de Peirano, Cañada de Gómez, Casilda y Pujato, en el sur santafesino.

“Lo que vimos es que arrancaron los cultivos a la siembra con agua que iba del 60 al 80% de capacidad del campo, comentó Sanmarti y a modo de ejemplo explicó que “si nuestros suelos almacenan hasta 300mm de agua, hasta los 2 metros de profundidad los muestreos iban desde 180 hasta 260mm de agua”.  

En lo que se refiere a precipitaciones, el investigador puntualizó que, desde mayo a diciembre, hubo 220mm que no cayeron, es decir que en todos esos meses tuvimos balances negativos en comparación con la media histórica. A eso hay que sumar que en enero todavía no tenemos registro de lluvias, y hasta el 20 de enero, aproximadamente, vamos a tener un déficit de milimetraje de agua”.

En cuanto al estado de los cultivos, el docente planteó que están comenzando a resentirse, y mantienen una mejor performance los que fueron sembrados en la fecha óptima, porque están esquivando su período crítico en esta temporada de sequía.

A partir de la visita a campos productivos, Sanmarti describió que “estamos notando en el maíz pérdidas de las hojas basales producto del estrés”, y recordó que por eso se recomienda hacer un muestreo de agua útil, y a partir de ahí hacer los ajustes de fecha y densidad de siembra y niveles de fertilización, entre otros manejos.

Riego «artificial»

En base a este panorama, el investigador del INTA Oliveros planteó que “la aplicación de riego es una opción más que viable, pero siempre hay que estudiar la factibilidad técnica para implementarlo. Lo ideal es hacerlo con calidad de agua óptima, porque lo último que queremos es perjudicar a nuestros cultivos y nuestro suelo incorporando al sistema aguas que tengan un alto nivel de sales y de sodio, porque esto llevaría toxicidad a los cultivos y una desmejora en nuestra calidad de suelo”.

En lo que se refiere a la legislación vigente para el empleo de esta tecnología, el profesional apuntó que no hay normativas que regulen el empleo de napas, y en cuanto a la rentabilidad consideró que “todo depende de la escala que maneja cada productor. Agricultores de producción extensiva pueden incursionar en lo que es el riego por goteo subterráneo que, si bien puede ser un poco más caro que lo que conocemos tradicionalmente de riego por pivot, lo que se puede hacer es ir incorporándolo por módulo, no hace falta que se lo haga directamente en 100 hectáreas. Puede probar con 5 o 10 hectáreas, y en función de los resultados ir ampliando el sector bajo riego”.

Sobre las ventajas de emplear este sistema, Sanmarti destacó que hay una mayor eficiencia del uso del agua porque “como va a 30cm del suelo no tenemos pérdidas por evaporación, sino que nos aseguramos que todo lo que aplicamos está a disponibilidad de las raíces”.

Otra ventaja es la posibilidad de hacer fertirriego, “lo que nos brinda una mayor eficiencia, ya que estamos reduciendo las pérdidas del sistema”.

El investigador recomendó la utilización de sistemas de riego antes de que aparezcan los primeros signos de estrés, para lo cual es necesario hacer mediciones de agua periódicas o seguimientos de balance hídrico para determinar el momento óptimo de regado.

“Siempre tenemos que manejarnos por encima del 50% de capacidad de campo, porque por debajo de ese nivel el cultivo ya puede estar estresado”, comentó el técnico, y acotó que “hay otras estrategias de riego que hablan de déficit controlado, que permite que el cultivo esté estresado, regando en los momentos claves en los que pueda haber una mayor pérdida de rendimiento”.

Para cerrar, Sanmarti hizo una enumeración de las principales recomendaciones para evitar problemas de estrés: «Antes de arrancar la actividad, realizar un muestreo de suelo para saber con cuánta agua se comienza, y averiguar los pronósticos climatológicos para tratar de tener un panorama de cuál sería el aporte de agua de lluvia a la campaña. En base a estos datos, se pueden trazar estrategias para potenciar los rendimientos o evaluar las contingencias que se enfrentarán en función del manejo del cultivo (densidad y fecha de siembra y fertilización)».

En caso de incursionar en la aplicación de sistemas de riego, lo primero es analizar la calidad de agua y el volumen disponible para aplicar. 

Por Pablo Salinas

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