La cereza del pastel, ahora es electrónica

Este desarrollo permite detectar el lugar y momento en que se produce el daño en las frutas durante el empaque para exportar. Se está trabajando en la firma de un convenio para que esta tecnología se aplique en todas las plantas de empaque del país. También se puede aplicar en otras frutas y verduras.
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), a través de su Laboratorio de Agroelectrónica del Instituto de Ingeniería Rural, viene trabajando desde hace seis años en el desarrollo de un sistema que permite detectar el nivel de golpe que sufre la cereza durante el proceso de empaquetado.
La cereza electrónica es un desarrollo conjunto entre el Laboratorio de Electrónica y la Agencia de Extensión del INTA de Los Antiguos, en la provincia de Santa Cruz, zona de producción de esta fruta por excelencia.
“Hace cerca de seis años la gente del INTA de Los Antiguos se contactó con nosotros porque necesitaban un instrumento que pudiera medir, en las plantas de empaque, dónde se generan los daños en las cerezas”, describió el técnico Andrés Fernando Moltoni del Laboratorio de Agroelectrónica.
La pos cosecha tiene un punto débil en el mecanismo de empaque, donde se realiza el lavado y clasificación, y en ese proceso las cerezas pueden sufrir golpes, y ese daño mecánico llamado pitting es que se busca medir y detectar a través de este dispositivo electrónico.
“Cuando la fruta sale para exportación no se ve este daño en la cereza, porque ese machucón se detecta entre 20 y 30 días después, es decir cuando el contenedor llega a destino, y entonces se penaliza al productor y se le paga menos”, detalló Moltoni.
En este marco se diseñó una cereza electrónica que se coloca en la planta de empaque para ir detectando “los sectores críticos del proceso, donde se producen golpes que pueden generar daños. El desafío era hacerla del tamaño real y con un sistema para ir registrando los distintos lugares”.
En lo que se refiere a la técnica, el investigador explicó que “la cereza que hicimos cuenta con un acelerómetro, que es el elemento sensor y un microcontrolador, una batería, y transmite los datos de forma inalámbrica por bluetooth”.
El equipo puede almacenar los datos para descargarlos posteriormente, o transmitirlos en tiempo real al celular marcando los lugares donde se van generando los golpes.
“La idea es que con esta cereza los especialistas del INTA apliquen el servicio de calibración de la planta, para calibrar los equipos antes de procesar las cerezas”, precisó Moltoni.
Vale destacar que hasta febrero de este año, Argentina llevaba exportadas alrededor de 8400 toneladas de cerezas, con un valor récord para el país, y se calcula que en promedio el 5% de esa carga puede tener daño mecánico, aunque desde el INTA lograron comprobar que hay plantas en las que se llega a producir hasta un 40% de daño.
“El valor de exportación está entre 4 y 5 dólares el kilo, con lo cual, si se logra reducir ese daño, aunque sea un porcentaje bajo, es mucho el dinero que recibirá el productor al no generarse este descarte”, argumentó el técnico.
Desde hace cuatro años se viene utilizando este sistema, con constantes ajustes y calibraciones, y se está en tratativas para firmar un convenio con la Cámara de la Cereza, para fabricar una versión más pequeña para frutos de menor calibre. Otra de las metas del convenio apunta a que este sistema se aplique en todas las plantas empaquetadoras de cereza del país, y no sólo en Los Antiguos.
La prestación del servicio se brinda a partir de la firma de un convenio con el INTA, y los técnicos marcan las sugerencias de calibración: “La idea es reducir el daño y que las cerezas que salen para exportación de esas plantas tengan una especie de certificación de que saldrán con el menor daño posible y el productor recibirá el máximo beneficio por su trabajo”.
Esta novedad ya transcendió las fronteras y atravesó la cordillera, con consultas de productores chilenos para que técnicos argentinos calibren sus plantas. “Esta tecnología también es aplicables a otros cultivos, por ejemplo, hay manzanas y papas electrónicas, en las que el principio es el mismo con la única diferencia es que por tamaño es menos complicado el desarrollo”, argumentó el investigador.
Por Pablo Salinas
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